sábado, 19 de julio de 2014

Martes,15 de Julio de 2014. Fin de una vida.



Quienes la conocieron, conocen bien cómo fue el paso por la vida de esta mujer.
Una mujer ejemplar, tenaz y hasta heroica, diría yo.
La vida de mi prima Sela fue una vida de intermedios que transcurrió entre esos dos mundos, cuyas líneas separan los renglones torcidos...
No por ello dejó de cuidar primero a su madre, imposibilitada en cama, durante casi siete años. Poco tiempo después ocurría lo mismo con su padre. Apenas falleció su padre, enfermó ella. Y también se cuidó a ella misma, con la gran ayuda de Balduino, de su hermano Baldu, al que ella no paraba de elogiar, siempre emocionada, que era muy bueno su hermano, que la traía, que la llevaba, todas las veces que hiciera falta, que lo quería mucho y que la quería mucho, que ella creía que estaba cansado y con sueño por culpa de su enfermedad. Y que ella estaba preocupada porque su hermano estaba perdiendo de trabajar por ir con ella a los médicos tantas y tantas veces y todas las veces como fue preciso y más.  Y te decía, llorando, que qué bueno, qué buenísimo era su hermano Baldu. 
Alcanzaste a distinguir y a tener muy claro, quienes te querían de verdad.  Algo que no es fácil de llegar a saber, tú lo sabías perfectamente.
La vida de mi prima Griselda duele, y duele mucho.
Me  recuerda unos libros de lectura que teníamos en la escuela guardados en aquel armarito con puertas de cristal, y que la señora maestra nos hacía leer con cierta frecuencia; una por una, siguiendo la lectura, mientras el resto de la clase escuchaba. Se titulaban "Vidas de Santos" 
Querida prima Sela yo sé que debes estar en el cielo, que has tenido el cielo de premio, no puedes estar en otro lado. Te imagino recorriendo el espacio, buscando a toda tu gente; a tus hermanos, a los abuelos, a los tíos, a tu padre, a tu madre, a la mía...
Pero, creo que no ha hecho falta que hayas salido a buscarlos, porque están todos ahí, esperándote..., mientras aquí, te echamos tantísimo de menos...

viernes, 4 de julio de 2014

Los clarines del miedo


El tropel de caballos avanza por la dehesa. Los jinetes armados con picas separan y conducen la manada escogida para la fiesta del pueblo. Siete toros negros, siete con el sobrero y cuatro cabestros de pelaje nevado. Los llevan andando, campo través, hasta el corral donde van a encerrarlos.

Ya dos días que los maletillas llegaron al pueblo, viajan a pie los caminos, de fiesta en fiesta, durmiendo a cielo raso en suelo de tierra. Se les ve delgados, de porte fino, llevan el hato a cuestas, las botas y el atuendo gastado y una carita marcada por el hambre.
A las diez de la mañana suenan los clarines, los clarines del miedo. Se abre la puerta del toril y se aproximan toros negros de rizosa testuz, de ojos cristalinos, de larga cornamenta seguida de una sombra negra…
A la madre de Víctor se le aprieta la garganta y el corazón le golpea el pecho; su hijo está ahí, ahí fuera, y no hay manera de decirle que no. Al tercer toque de clarines los astados se adueñan de la calle, el tolón tolón de los cencerros, los gritos y el alborozo de la gente, ahogan el repiqueteo de la manada  sobre el pavimento empedrado. 
Su madre no quiere verlo, tampoco puede parar por casa intuyendo, intentando adivinar, imaginando qué.  Hace oído, se asoma por la ventana del sobrau se levanta de la silla y da unos pasos recios que hacen retemblar el suelo de madera.  Se deja caer en la silla, se vuelve a levantar...  De nada ha servido todo lo que ha suplicado, que deje esa afición suya, esa afición tan grande que siente..., que un día le va a costar un disgusto..., que, ya está empezando a matarla un poco. Y a Víctor le duele su madre, le duele mucho, pero es más grande eso que le corre por dentro y que lo hace plantarse delante de los toros. Y va y viene de pueblo en pueblo, de fiesta en fiesta con los maletillas.   Y hoy, hoy toca en su pueblo.
-¡Víctor, Víctor, torero, torero…! Vocifera la gente.   

Domingos de cine

    El cine Norte era además salón de baile y teatro. Tenía muchos bancos de madera que alineaban rellenando todo el aforo, todo el espacio ...