miércoles, 27 de noviembre de 2019

... algo sobre mí ...


   


Isabel Hernández Gil Nace el 20 se septiembre 1954 en Villabuena del Puente (Zamora) Actualmente vive en Madrid ciudad a la que se trasladó nada más cumplir la escuela.
Desde niña, no abandona en ningún momento su afición por la lectura, lo cual, le hace tomar gusto por las letras, empieza a escribir y a descubrir que es, sin duda, lo que más le gusta hacer. Para ello se inscribe en Club de Lectura y en Talleres de Creación Literaria, destacando con su narrativa.
Dotada de una gran sensibilidad y de una inteligencia sencilla, continua su andadura autodidacta acrecentando su pasión por las palabras.

-En 2006 crea su primer Blog, donde publica artículos, fragmentos literarios, pensamientos, poemas, relatos y cuentos, con lo que logra una buena acogida.
Actualmente este Blog sigue en activo.www.isauradelvalle.blogspot.com.es

-En 2008 la Biblioteca Pública del Distrito, expone su relato “CARTAAFRANKAFKA” como invitación a la lectura en la conmemoración del día del Libro.

-En 2011 publica   su primer libro: Cuentos Reunidos

-En 2012 publica el libro de relatos:Charlas con mi Espejo

-En febrero de 2014 recibe el premio publicación en el Certamen Literario “Albert Jovell” con el relato, tituladoEl Grito”

-El 21de mayo de 2015, en La Asociación Cultural PUERTA DE ALCALA de Madrid presentó el libro Crónicas a la Luz del Candil (con muy buena acogida) en cuyo volumen quedan reflejados varios aspectos de la infancia de la autora.

-El 6 de agosto de 2017 en el centro cultural Ayuntamiento de Villabuena del Puente presenta:  CUENTOS DEL SOBRAU – VILLABUENA EN LA MEMORIA

Recientemente ha publicado su primera novela romántica, titulada:
 LOS HILVANES DEL TIEMPO

(… DELIRIO). -cuaderno de poemas- en agosto de 2019

Todos estos libros han tenido el reconocimiento de
 La Comisión de Cultura de la Diputación Provincial de Zamora.
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Estos títulos se pueden encontrar en las plataformas de Internet:
Casa del Libro, Amazon…, etc., en formato e-book y formato papel.
En la misma editorial o poniéndose en contacto con la autora.
 Son de fácil localización. Tecleando su nombre en Google
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Vive en Madrid 
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Se formó como taquimecanógrafa titulada.
Auxiliar de Clínica.
Auxiliar de Farmacia (a término).
Trabajó, en sus inicios, como dependienta en una cadena de pastelería, dependienta en grandes almacenes y supervisora de zona en una empresa de servicios integrales.
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Aficiones: lectura, música, cine, Tai Chi – Chi Kung y viajes.
Entre otros lugares ha viajado por el sur de Europa, Grecia, Rodas, Egipto, Nueva York y China. 

martes, 30 de julio de 2019

"De orden del señor Alcalde..."


- fotos simbólicas -



Son como las doce de la mañana. Los hombres, mujeres y niños del pueblo están trabajando en las eras, en las huertas o con los últimos viajes del acarreo. El pregonero del pueblo anda por las esquinas echando el pregón para que, esta noche, acudan los hombres a la junta, asunto a tratar, los toros y las fiestas de San Roque, sigue diciendo el pregón, que dicha reunión, se celebrará en el consistorio, que se abrirá al público, recién anochecido.

La chiquillería que hemos tenido la gran suerte de oír el pregón, damos brincos de alegría y empezamos a hacer planes, a buscar trapos-coloraus y a preparar el "candajeo" del atardecer con la caterva de amigos.

Al atardecer nos "ponemos limpios" nos "refregamos" las piernas en el agua de la palangana, nos quitamos el polvo de la era o de la huerta y luego nos damos un poco de "nivea" para los arañazos y las rozaduras y nos vamos a "cantar los toros" a la puerta de la iglesia que es donde vive el señor el Alcalde. Allí le cantamos cada tarde hasta que llegan las fiestas, haciendo el camino hasta la plaza (en El Potro) a ver cómo avanzan los preparativos de los carros y del tablao. Hacemos el camino de ida y vuelta, no sé cuántas veces, pero muchas. Y vemos llegar los camiones con los tenderetes, las tómbolas y las atracciones nuevas que traerán este año para el público infantil.

Ya viene San Roque, madre.
Ya vienen los forasteros...

Ya están haciendo los hoyos en a plaza, los hoyos donde irán metidos los postes de madera que aguantarán el tablao en el que se acomodan las autoridades y la orquesta.
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fragmentos de Crónicas a la Luz del Candil.

jueves, 25 de julio de 2019

El cric cric de los grillos pone sonidos a la noche.


<<...Salimos a la calle al tiempo que nos sorprende una bruja de polvo haciendo rodar los corremundos, los entretiene y luego los levanta en el aire y se los lleva por medio la calle. Los niños los perseguimos a risas y gritos a la bruja hasta que coge altura y se sube por los tejados. Los padres se han tapado la cara con las manos, esta bruja lleva mucho polvo, dicen. Casi debíamos irnos ya dentro, dice la vecina.

Los niños estábamos contentos de que hubieran llegado las noches de sentarse al fresco, sacar las sillas a la calle y estar ahí con todos. Había noches que, al momento de habernos sentado se levantaba el aire y nos volvía a meter en casa. Entonces los mayores abrían el portal, metíamos las sillas y nos quedábamos tomando el fresco en el pasillo de casa con los vecinos y con una chaqueta echada por los hombros.

Mirar, ya se paró el airón, conque si os parece, vamos otro poco a la calle, pero no dejarse la chaqueta por si acaso. Y salimos medio a oscuras a sentarnos de nuevo en la calle con la última claridad de los días más largos al tenue resplandor de la bombilla de la esquina y alumbrados también, con las luces de los cigarros de los hombres. Los niños mayores se han ido a jugar a la Zágala y los pequeños nos quedamos "al ala" de los padres correteando a su alrededor, tal como ellos ordenan; sin perderlos de vista.

Poco después, las madres se levantan de las sillas para ir a buscar a los chicos mayores, a los que juegan a la Zágala. Dicen que se ha hecho muy oscuro, que si quieren seguir en la calle un rato más tendrá que ser "pegaditos" a ellos, a los mayores, si no, a la cama. Que esta noche la luna no sale hasta muy tarde. Después los hombres se pasan la petaca de picadura, los libritos, los chisqueros y la caja de cerillas, dicen que van a echar el último cigarro por hoy.

A lo lejos se oyen los cric cric de los grillos poniendo sonidos a la noche...>>
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fragmentos de Crónicas a la Luz del Candil

miércoles, 3 de julio de 2019

Cuento de verano.


Fragmento de un cuento de verano.

《- Todavía es de noche. Dice la madre entre sollozos.
Migue, apenas si ha pegado ojo esta noche.
- Vamos Migue, levanta hijo, que tu madre ya anda preparando el desayuno.
Y Migue se sacude el sueño y se planta en la cocina. En la mesa tiene un tazón humeante de leche con pan migado y dos cuchardas colmadas de azúcar, como a él le gusta. Desayuna a trompicones, dice que es como si tuviera cerrado el gaznate, que hoy le cuesta tragar. 
Se calza con los trapos de loneta y las abarcas que aún le vienen grandes. En el hueco de la escalera del sobrau tiene preparado el hato desde ayer; la hoz, los dediles, el sombrero, la piedra de afilar... Coge los aperos, se cuelga el sombrero al cuello y se dispone a salir de casa. Migue va en busca de la cuadrilla. Hoy es su primer día, hoy se estrena con la hoz, hoy ya no será un juego.
Sus padres lo siguen hasta la puerta para verlo marchar.
- Todavía es de noche y es tan pequeño..., murmura la madre entre sollozos》
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 - Cuentos del Sobrau -

lunes, 24 de junio de 2019

... Por tu ausencia

- La Fuente Nueva -


Como cuando yo era niña,
como antes,
como cuando el trigo fue Josa.
Sin entender de "políticas",
ni de "propiedades" ni de "términos"
ni de terratenientes ni riquezas.

Como cuando niña
quiero sus alrededores libres de maleza,
que la ocultan, que la olvidan, que la ningunean.

Que el agua discurra como antaño, abundante,
saciando la sed de las personas
y de todas las criaturas de la naturaleza...,
de los pájaros, del ganado, de los bichos,
del brote efímero de una zarzamora,
de las flores, de los berros, de las mariposas.

Te quiero Fuente Nueva
como te guarda mi infantil-memoria,
como en mis ensueños
borboteando en el llenado de la botija,
escuchando el dulce glu glu
que me devuelve el eco.
Como cuando niña,
como antes.

Como cuando fue de las dos,
como cuando fue nuestra
con la misma intensidad
que la viven los incipientes renacuajos.
Como cuando mi hermana y yo éramos pequeñas.


... Desbrozarte, desenterrarte, regresarte.
Como cuando eras
¡nuestra-fuente-nueva!
Como cuando cogíamos tu agua cárdena
Para lavar las cerezas.

A la vera del camino
fluía la Fuente Nueva
tan de todos, tan de nadie, tan nuestra.


- Isa -




sábado, 4 de mayo de 2019

Del templo sale mi Virgen


Se podría recitar en las fiestas de la Virgen.

Incluso si la orquesta del pueblo le pusiera música,

podría convertirse en un Himno a la Virgen de Villabuena.

Sería bonito. Eso pienso. Eso propongo.

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viernes, 19 de abril de 2019

Los últimos territorios de marquesado en Villabuena y algunas estadísticas



Hecha esta reflexi�n y por deducci�n de nuestros estudios, la mayor�a de los terrenos citados de Villabuena pasaron a poder de los Portocarrero y de �stos a la orden de la cruz, y m�s tarde al Marqu�s de Villachica, siendo regentados por los hermanos Luis y Manuel de Villachica, descendientes de la provincia de �lava, del pueblo llamado Casasvillachica, de donde les ven�a el apellido. Estos murieron solteros, pero Don Luis antes de su fallecimiento, reconoci� una hija que hab�a tenido con una criada que ten�a para su servidumbre en la finca que pose�an, llamada Almaraz de la Mota, cerqu�sima de donde ellos resid�an, que era en Mota del Marqu�s, que se llamaba Victoriana y que al ser hija �nica adquiri� todos los derechos de heredad pasando todo el marquesado a poder de Do�a Victoriana de Villachica, siendo la �ltimas propiedades terratenientes talifundistas que se han conocido en Villabuena. Ella ten�a su residencia en Madrid con un administrador en la ciudad de Toro llamado Emilio Bedate, y �ltimamente en el mismo lugar de Villabuena este puesto fue cubierto por Manuel Hern�ndez Mu�oz.
Al finalizar el siglo XIX se va incrementando el numero de habitantes en Villabuena, seg�n estad�sticas, ya citadas, podemos constatar en el a�o 1.797 se cita al lugar con 304 habitantes. En el primer censo despu�s de ser abolida la provincia de Toro, que es cuando nuestro pueblo debe obtener la independencia, los datos de esta poblaci�n son de 115 casas, 93 vecinos y 406 habitantes. Al finalizar el siglo, en el 1.893, en la obra estad�stica �Gu�a Sin�ptica�, consta con un censo de 265 vecinos y 1.035 habitantes, al tiempo que se hace referencia a la existencia de tres cofrad�as, la del sant�simo sacramento, la de San Antonio de Padua y la de Santa Agueda, con su iglesia parroquial, citando ser un templo regular.
Sobre este estudio hacemos una leve reflexi�n, que aunque no sabemos explicar y menos a�n comprender de antemano, queremos apartarnos de esa tesis de los buenos o malos cristianos, apost�licos y romanos, puesto que tampoco todos los creyentes son cre�bles. Pero todos los datos que hemos obtenido de nuestros estudios, referente al clero y la iglesia en Villabuena son de poca val�a, e incluso tirando a m�seros. �Por qu� tanta pobreza, siendo esta una zona de riqueza y poder dentro de la Iglesia cat�lica en toda la provincia de Toro y Zamora, a las cuales perteneci� el lugar desde siglos?. Hasta en escritos de Peter S. Welles �Granjas, aldeas y ciudades del obispado de Zamora en el reinado de Le�n�, nos dice que el templo o iglesia que conserve sus pendones (estandartes) de los colores verde y grana son unos de los m�s antiguos de dicha di�cesis, y en Villabuena se poseen esos pendones y esos colores. Por ello entendemos, una vez m�s, la antig�edad de la misma, y que t�tulos nobiliarios, marquesados e incluso el propio clero, no dejaban crecer a este humilde lugar desde el exterior, sin ser s�lo la causa de su detrimento pestes, guerras...
De mucho estudiar, cada libro es un aprendizaje que uno realiza solo y mentalmente a oscuras, pero que abre claros y luces para descubrir lo que uno busca. Debido a ello parece casi seguro que el censo de habitantes que se da en el a�o 1.893 de Villabuena, no corresponde al casco urbano de la localidad; bas�ndonos de nuevo en escritos de Herminio Ramos P�rez, quien hace constar que cuando a Villabuena se le concede la independencia con su municipio propio, hubo una �poca en que este lugar tuvo en su ayuntamiento toda la zona del antiguo Valdeguare�a, con Palomar, Paradinas y restos del despoblado Timulos. Y de ah� debi� de salir ese incremento de poblaci�n con referencia a los a�os de su independencia entre 406 habitantes a 1.035 en un per�odo de a�os, relativamente corto, a pesar de citarse en esas fechas enfermedades que hac�an diezmar la poblaci�n.
Asegura la Enciclopedia Universal que el censo de Villabuena en el a�o 1.910, era de 491 edificios y 1.395 habitantes, y cita que se compone del lugar de su nombre y de 90 edificios y albergues aislados con 32 habitantes. Captamos que en el censo del 1.920, en este mismo medio, figura el censo de Villabuena con 1.368 habitantes sin referencia de albergues. Lo cual indica claramente que en esta fecha nuestro pueblo ya hab�a dejado de ejercer el poder municipal sobre las otras aldeas, dehesas, albergues o caser�os citados, debiendo pasar �stos de nuevo a la jurisdicci�n de Toro. Por lo que la informaci�n que Pascual Madoz nos da sobre que el t�rmino municipal de Villabuena es colindante con Valdefinjas y Villafranca del Duero, pod�a coincidir plenamente con estas fechas y siendo as�, cierto es que ten�an que rayar los t�rminos de estas tres poblaciones. Pues en fechas no muy lejanas se hab�an dejado sentir efectos de movilidad a finales y comienzos de los siglos XVIII y XIX, puesto que se le ceden cantidades de varas castellana de tierras al lugar de Villabuena.
Otro cotejo o comparaci�n de esta Enciclopedia Universal est� en el pueblo lim�trofe al nuestro, B�veda, en su t�rmino municipal, en ninguna de las estad�sticas cita albergue alguno y es que hist�ricamente no existe la posibilidad de que nunca los haya tenido, excepto el monte del Pego durante un per�odo cort�simo. Siguiendo en este estudio fijando la atenci�n en la ciudad de Toro y su municipio, comprobamos que en mencionadas d�cadas, el t�rmino pierde un municipio llamado Villalazan que pasa al de Zamora y Toro sigue figurando -aproximadamente- con los mismos albergues y habitantes de igualdad en las dos d�cadas; esto es una demostraci�n de que al perder Villalazan, esta suplencia la debe hacer con los albergues y habitantes de Valdeguare�a (Villabuena). En lo que ponemos intuici�n en la idea, es que en la d�cada 1.910 a 1.920 debi� de ser cuando se le demarc� el �ltimo y actual t�rmino municipal a Villabuena, con la misma l�nea de aquellas cuatro leguas que marcara Alfonso VII y que dista un kil�metro del centro del lugar de nuestro pueblo, y a poco m�s de esa distancia han existido albergues en el t�rmino municipal de Toro hasta hace poqu�simas fechas, como casa el maragatin, casa Medina, casa Don Paco, casa Farru�as, casa el feo, casa Fratiqueras... donde esos labradores de la ciudad, pasaban las semanas de lunes a s�bado, haciendo las labores del campo con sus yuntas acompa�ados por obreros y criados de Villabuena. No eran habitados muchos de estos albergues pero algunos s�; Palomar y Paradinas ten�an sus pobladores. www. villabuena.manron.es

domingo, 14 de abril de 2019

Cuando sus primos paternos brillaban entre la alta sociedad de la época, ella permanecía recluida en la dehesa de San Andrés (Toro)

Palacio de Villachica en la dehesa de San Andrés, Toro

_COPIA LITERAL ORIGINAL_

"Si en la ciudad de Toro hay un nombre conocido por todos sus habitantes es el de Victoriana Villachica, integrante de una familia de la alta burguesía y la única de los nietos de Don Manuel Villachica Arza, que llevó el apellido Villachica en primer lugar, sin embargo, pocos toresanos conocen su verdadera historia.

Adentrarnos en su biografía nos lleva a recordar que los Villachica procedían de la provincia de Álava desde donde se instalaron en Madrid a mediados del siglo XVIII. En la capital desarrollaron actividades comerciales y financieras hasta llegar a formar parte de la burguesía madrileña que también se implicó en la política y es en su seno cuando en el último tercio del siglo siguiente nacería nuestra protagonista.

Sus antepasados más próximos, Manuel Villachica Arza y su esposa Basilia Rivacoba, vivieron en la plaza de Isabel II de Madrid donde además tenía uno de sus negocios los Baños de Oriente y allí criaron a sus hijos Paula, Camila, Manuel y Luis con la ayuda del servicio y de una maestra jubilada, Mariana Dubois, que permaneció en la casa hasta su fallecimiento, sus días de asueto los disfrutaron, primero en su palacio de Carabanchel y después en su casa de la dehesa de San Andrés, en Toro.

El camino seguido por las hijas del matrimonio, Manuel estudió Derecho y siguiendo la tradición familiar se casó con una paisana y Luis permaneció soltero y se interesó por la explotación y administración de las fincas rústicas que integraban la muy considerable fortuna de los Villachica teniendo especial interés en la provincia de Zamora hasta el punto que su padre lo reconoció así en sus disposiciones testamentarias <> y continuaba diciendo: << Declaro y así es mi voluntad y deseo, que, si a mi dicho hijo don Luis, le agradase y conviniese se le adjudique en parte de pago de dicho legado del remanente del quinto y mejora del tercio que le hago, la Hacienda, que me pertenece, nombrada Dehesa de San Andrés, término jurisdiccional de Toro, con cuanto la forma y constituye, inclusa la heredad titulada Adalia, próxima a dicha dehesa y en el propio término jurisdiccional >>. Y añadía: << mi convencimiento es que dicho mi hijo es el más apto para que maneje dicha posesión por el conocimiento que tiene de ella, adquirido en las grandes temporadas que ha pasado en la misma a mi lado, tomando parte activa en todas las operaciones que son necesarias para su conservación y fomento >> . Nos queda la curiosidad, que no hemos podido satisfacer, de saber qué circunstancias especiales concurrían en Luis, que sus hermanos reconocían  que llevaron a su padre a mejorarle la herencia.

Luis Villachica, eligió como lugar de residencia durante muchos años, la dehesa de San Andrés, en Toro, en cuya casa vivió, acondicionándola a su gusto y dirigiendo sus negocios desde ella y donde estuvo empadronado desde 1874 hasta 1887, a partir del año 1888 fijó su residencia en Madrid, aunque los viajes a Toro fueron frecuentes, pasando en la dehesa toresana la primavera, el verano y el otoño.



- detalles del interior de la dehesa casa-palacio de San Andrés en Toro -


Al fallecer su padre, don Manuel Villachica Arza, recibió como herencia casi todos los bienes que poseía la familia en la provincia de Zamora y de Toro, excepto algunas fincas que se le otorgaron a su hermano Manuel. Las propiedades que pertenecían a la administración de Zamora se encontraban en Zamora, Tardobispo, Valcabado, Cubillos, Carrascal, Peleas de Arriba, Peleas de Abajo, Fonfala, Bamba, Montamarta, San Cebrián de Castro, Fontanillas de Castro, y las de la administración de Toro se hallaban en Castrillo de la Guareña, Villalba de Lampreana, Villamarrín, Bóveda de Toro, Villabuena, Guarratino, Gema, Madridanos, Torres de Cañizal, Fresno, Coreses y Toro.

Dedicado a la administración de sus propiedades y a los negocios hipotecarios, nunca se casó, pero mantuvo una larga relación con una sirvienta de la casa llamada Marta o Martina Murgoitio, probablemente desde que esta entró a servir en la casa familiar.

Marta Murgoitio-Beña Izaguirre había nacido en Elorrio, (Vizcaya) no conocemos detalles de su vida hasta que con veintidós años, en 1861, la encontramos en Madrid como sirvienta de los Villachica, en su domicilio de la plaza de Isabel II. En la casa entró diciendo que era viuda, cosa que no era cierta ya que el 27 de marzo de 1860 había tenido en Elorrio un hijo natural llamado Jacinto y al que dejó allí, probablemente al cuidado de algunos familiares. Marta no dijo la verdad, pero teniendo en cuenta la época y lo que significaba ser madre soltera, es comprensible que falseara su estado civil para conseguir trabajo y para justificar la existencia de su hijo, prestó servicio a la familia tanto en la casa de Madrid como en su finca toresana de San Andrés a la qe con frecuencia iban Manuel Villachica, viudo desde 1854, y su hijo Luis.

Poco tiempo tardó en iniciarse la relación entre Luis Villachica y Marta, relacoón que suponemos clandestina por lo desigual de la clase social a la que pertenecían. La pareja se refugió en Toro, en la casa de la dehesa de San Andrés hasta que un acontecimiento rompió la rutina. Marta se quedó embarazada en 1869 y, obligada o voluntariamente, para evitar el posible escándalo, se marchó a dar a luz a su tierra, pero no en su villa natal ya que el nacimiento de Victoriana se produjo en Éibar (Guipúzcoa). Había nacido la que iba a ser la heredera de una gran parte de los bienes de los Villachica: lo hizo a la una de la tarde del día 12 de enero de 1870 y fue bautizada en la parroquia de San Andrés apóstol de esa localidad. Se la puso por nombre Victoriana Benita, porque el santo del día era san Victoriano Obispo. Como hija natural el apellido fue el de su madre Murgoitio o Murgoitio-Beña Izaguirre, pero ¿qué fue de Victoriana a partir de ese momento?

Marta tenía que volver al lado de Luis y la dejó en Elorrio con su hermana María del Carmen Murgoitio y el marido de esta, Valentín Eraña. No sabemos cuál fue el motivo por el que no se trajo a su hija. El siguiente dato, obtenido a través de los padrones vecinales de Toro, refleja que en el mes de junio de 1871 en la dehesa de San Andrés vivían Luis, Martina Murgoitio, que según consta llevaba en la finca seis años, y un niño de once años llamado Jacinto Murgoitio que hacía un año que residía en el lugar. A través de esta información deducimos que en esta fecha Luis había aceptado que Marta se trajera a su hijo para vivir con ellos y sin embargo no a la hija de ambos y que Luis no llegó a enterarse de su embarazo, cosa extraña o que no aceptó la idea de tener una hija "ilegítima".

El tiempo fue pasando. Luis alternaba sus estancias en Toro con pequeños viajes a Madrid y Victoriana, ausente, seguía sin formar parte del núcleo familiar en el que Marta y su hijo, Jacinto, a los ojos de todos, eran unos sirvientes más, hasta el punto de que, cuando en el mes de febrero de 1877, Luis otorgó el primero de sus cuatro testamentos entre otras disposiciones figura la siguiente: << En atención a los muchos y leales servicios que viene prestando en mi casa con suma fidelidad Marta Murgoitio, natural de Elorrio (Vizcaya) la dejo una pensión de seis mil reales anuales equivalentes a mil quinientas pesetas por todos los días de la vida de la misma cuya pensión de seis mil reales anuales después del fallecimiento de dicha Marta Murgoitio continuará subsistente por todos los días de la vida de la persona que la misa Marta designe en la disposición testamentaria bajo que fallezca. Si esta (Marta) no hiciese uso del derecho que la concedo de nombrar a persona que disfrute como segunda vida de dicha pensión se extinguirá totalmente (dicha pensión) cuando ella fallezca. Encargo a mis testamentarios que aseguren el pago de la expresada pensión vitalicia con bienes inmuebles y que su pago se haga en todo caso, por trimestre o adelantado en el punto donde resida la vitalicista>>. En este documento dejaba como herederos a sus hermanos por lo que cabe suponer que en esa fecha Luis no conocía la existencia de una hija de Marta pero ¿cómo era eso posible? Tal vez si Martina había dado a luz en Éibar y había dejado allí a la niña todavía no se lo había dicho o tal vez Luis no estaba seguro de que esa niña, que aún no conocía, fuera hija suya. Esto último parece poco probable por lo que nos inclinamos a pensar que ignoraba su existencia al no mencionarla en su testamento.


Puerta principal de la casa-palacio con las iniciales de Luis Villachica

Algo debió suceder, porque en el padrón del mes de diciembre de ese mismo año aparece por primera vez en la casa toresana una niña llamada ¡Victoria Egaña Murgoitio! curiosamente su fecha de nacimiento coincide con la de Victoriana, pero no su nombre ni apellidos. Esta niña es, efectivamente, Victoriana, pero su madre falseó su nombre. Es difícil explicar el motivo. En la finca convivían además de Luis y Marta, Jacinto y cinco personas de servicio. Ocultar la verdadera personalidad de Victoriana, pero tenerla en casa después de siete años y conseguir que el padre se encariñara con la niña era avanzar en un posible reconocimiento por parte de Luis. Cuando visitamos la casa de los Villachica nos comentaron que en la cocina hubo un relieve en el que se presentaba a una niña calentándose al fuego ¿pudo ser Victoriana?.

Muchos años más tarde, en el mes de mayo de 1889, todavía no se había resuelto la situación de Victoriana, en la familia la única novedad era que Jacinto, que ejercía labores de mayordomo se había casado y vivía en la casa con su esposa y la hija de ambos, el ama de gobierno era Martina (Marta) y la joven Victoriana o Victoria Egaña Murgoitio, de veintinueve años, figuraba en el padrón como sirvienta.  El cochero y su esposa y tres sirvientes más completaban la compañía de Luis.

- Estancia perteneciente al Palacio de Villachica en la dehesa de San Andrés. Toro -

No sabemos si durante su infancia, adolescencia y juventud Victoriana supo o no que era hija de Marta, y mucho menos de Luis, pero hasta 1893, en que es inscrita como <> en el registro de cédulas personales de Toro con el número 317 y con los apellidos Villachica Murgoitio. No se le da categoría de hija de ambos, aunque todavía quedaban años para su reconocimiento oficial por parte de Luis Villachica, veintitrés años de su vida, hasta que su padre, el día 25 de mayo de 1903, firmara el documento de reconocimiento de su hija natural, Victoriana Benitoa Murgoitio, que vivía en su compañía y en la de su madre en la calle Almirante, número 10 de Madrid. Una vez realizado el reconocimiento ante notario, el documento se remitió al día siguiente a la iglesia de San Andrés, de Éibar, para que se adjuntara a la partida de bautismo de Victoriana.

Cuando Luis Villachica reconoció a Victoriana, tenía setenta años pero lo cierto es que convivió con la madre y con la hija hasta el final de sus días, instalados ya en Madrid En 1914 falleció Marta y fue sepultada en el panteón familiar de los Villachica en la Sacramental de Santa María de Madrid. Había sido amante, sirvienta y madre. Sin embargo en los padrones que a lo largo de los años se realizaron en los domicilios de los Villachica siempre figuró como sirvienta o como ama de llaves. Hasta cuatro años antes de su fallecimiento, en 1910, constaba como tal con un sueldo de cuatrocientas ochenta pesetas anuales. Toda la vida juntos y nunca considerada como lo que realmente fue.

Faltaban pocos años para que muriese Luis, que tal vez por influencia de Marta o por cariño hacia su hija, en sus últimos testamentos la dejó como única heredera de todos sus bienes, añadiendo un legado para el hijo de Marta, Jacinto Murgoitio, que en esas fechas desempeñaba el papel de encargado de la dehesa de San Andrés, en Toro. El legado consitía en una pensión o renta vitalicia de treinta pesetas diarias y a su fallecimiento, si premuriese el testador, la pensión pasaría a sus hijas Fernanda, Trinidad, Marina, Celestina e Isabel. Dicha pensión se recibiría por mensualidades y le sería satisfecha por su heredera.

De la convivencia entre padre e hija solo tenemos un dato y es la contribución económica que hicieron ambos, en 1917 a las obras del recientemente empezado monumento al Sagrado Corazón de Madrid, entregando cinto cincuenta pesetas. Luis ya tenía ochenta y cuatro años y, de los cuatro hermanos Villachica Rivacoba, era el que más años había vivido y el que había tenido una existencia menos convencional. Falleció tres años más tarde, el 29 de diciembre de 1920 y fue sepultado al día siguiente en el panteón familiar de la Sacramental de Santa María de Madrid.

Victoriana se quedó sola y se convirtió en una mujer acaudalada. Tal vez fue tarde para ella, tenía cincuenta años, nunca se había relacionado con su familia paterna y su único apoyo fueron las hijas de su medio hermano Jacinto con as que convivió el resto de su vida. Ni su infancia, ni su juventud habían sido normales. Cuando sus primos paternos brillaban entre la alta sociedad de la época, ella permanecía recluida en la dehesa de San Andrés (Toro).

Un detalle, no nimio, nos llama la atención, Victoriana no mandó publicar la esquela de su padre, ¿qué sentiría hacia él? ¿Resentimiento, rencor, cariño, respeto? Es difícil saberlo, tal vez una mezcla de sentimientos que amalgamaron su carácter y la convirtieron en un personaje huidizo y extraño, según nos han comentado los que la conocieron.

Se narran de ella un sinfín de anécdotas que van desde su peculiar forma de vestir hasta negarse a instalar la luz eléctrica en su casa de Toro, usar el coche de caballos como medio de transporte o vivir medio recluida en algunas de las habitaciones de su casa. Sus rarezas la llevaron a disponer una serie de normas que deberían cumplirse en la residencia de sacerdotes ancianos que había fundado en Toro, tales como prohibirles fumar o jugar a las cartas. Los que la conocieron y sirvieron en su casa del lago de Sanabria confirman estas apreciaciones, según cuenta César González, cuyo padre estuvo a su servicio.  La casa del lago se reconstruyó hacia 1928 o 29. Era conocida como la casa de los pescadores y estaba edificada sobre el agua unos ochenta metros; debajo guardaban las barcas los pescadores que trabajaban para ella y cuando esta inauguró la casa, los vecinos de Galende demostraron su disconformidad apedreándola por considerar que monopolizaba la pesca la crear allí una piscifactoría. En la prensa se encuentran referencias a esta casa nombrándola siempre como << la Casa de la Marquesa>>. Incluso se cuentan anécdotas que recuerdan a Victoriana residiendo allí durante el invierno, porque se añade que el lago estaba helado y que al ver unas niñas cruzando por su superficie, desde la playa de los Enanos hasta Ribadelago, y comprobando el estado del hielo tirando piedras, <> desde su casa gritaba: "Dios ampare a esos párvulos que no saben lo que hacen <>.

A medida que fueron pasando los años, Victoriana fue vendiendo a sus arrendatarios algunas de sus propiedades en la provincia de Zamora. Parte de su capital lo invirtió en fincas urbanas de Madrid, al igual que lo habían hecho sus antepasados. Algunas temporadas siguió residiendo en su casa del lago de Sanabria, lago que después de un largo pleito pasó, en 1932, a ser propiedad del Estado, y en la dehesa de San Andrés en Toro, lo que la vinculó a los acontecimientos que ocurrirían en estos lugares. Así cuando se incendió la Iglesia de Santa Catalina, de esta última ciudad, en el mes de mayo de 1957, entregó como donativo cinco mil pesetas para su reconstrucción y cuando ocurrió la tragedia de Ribadelago, el día 9 de enero de 1959, hizo un donativo de veinticinco mil pesetas.

No sabemos qué motivo tuvo Victoriana para encargar la construcción de una residencia para sacerdotes ancianos en parte de lo que había sido el antiguo convento de San Francisco, de Toro, pero la obra encomendada al arquitecto Enrique Pfitz se inició en 1923 y en 1928 estaba concluida. Los acontecimientos históricos hicieron que este edificio se convirtiera en hospital de sangre durante la Guerra Civil y que después pasara a ser Seminario Menor, siendo inaugurado el 14 de febrero de 1952. Su fortuna permitió que invirtiera varios millones en este edificio.
-Seminario Menor inaugurado el 14 de febrero de 1952. Toro -


Los últimos años de su vida estuvo rodeada de sus sobrinos, hijas de su medio hermano Jacinto Murgoitio, de las que se había encargado desde que fallecieron sus padres. Murió a los noventa y un años, en su domicilio de la calle Alcalá, número 89, de Madrid, el día 3 de diciembre de 1961. Por su contribución a la iglesia se le había dado el tratamiento de Excelentísima Señora y <>, distinción instituida por el papa León XIII como reconocimiento a la labor de los laicos a favor de la Iglesia de Roma. Sus restos fueron llevados al panteón familiar de la Sacramental de Santa María en Madrid.  






Panteón de los Villachica, Sacramental de Santa María. Madrid.





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Contenido de la esquela mortuoria:

 - la excelentísima señora -

DOÑA VICTORIANA DE VILLACHICA MURGOITIO - BEÑA
cruz pro ecclesia et pontifice /descanso en él, señor en Madrid
el día 3 de diciembre de 1961
habiendo recibido los santos sacramentos y la bendición de su santidad.

                       R.I.P.

El Ilmo. Sr. D. Pedro Martínez Pardo, párroco de San Jerónimo el Real: sus apenadas sobrinas, doña Fernanda, doña Trinidad, doña Marina, madre del Corazón de Jesús (religiosa Terciaría Francisca) e Isabel Mungoitio; su fiel servidora Susana Álvarez y demás parientes y servidores.

Ruegan una oración por su alma.

El funeral que se celebrará hoy martes, día 5, a la una de la tarde, en la iglesia parroquial de San Jerónimo el Real así como el novenario de rosarios que a partir de hoy, día 5, a las siete de la tarde, se rezarán en dicha iglesia parroquial de San Jerónimo el Real, serán aplicados por el eterno descanso de su alma.
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Parroquia de San Jerónimo << el Real >> conocido popularmente como << Los Jerónimos >>, fue uno de los monasterios más importantes de Madrid. Junto a él existía el llamado Cuarto Real, luego ampliado como Palacio del Buen Retiro en tiempos de Felipe IV.

Del primitivo edificio subsisten actualmente la iglesia y un claustro, a espaldas del Museo del Prado. El claustro sufrió un progresivo deterioro a lo largo del siglo XIX y tras un acuerdo con las autoridades eclesiásticas, fue recuperado e incorporado al Museo del Prado como parte de la ampliación diseñada por el arquitecto Rafael Moneo. Por su actual aspecto exterior, el claustro se conoce popularmente como <El cubo de Moneo es la ampliación del Museo del Prado, con el que conecta de forma subterránea.
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FOTO 2ª ESQUELA MORTUORIA ANIVERSARIO
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2ª esquela mortuoria -primer aniversario- (contenido)

Primer aniversario del fallecimiento de la excelentísima señora.

DOÑA VICTORIANA DE VILLACHICA MURGOITIO BEÑA

Condecorada por Su Santidad Pío XII con la <> por sus grandes méritos para con la Iglesia.

Que falleció en Madrid el día 3 de diciembre de 1961.
Confortada con todos los auxilios espirituales.

                           D. E. P.

El excelentísimo y reverendísimo señor Obispo de la Diócesis, el muy ilustre señor Rector, los Superiores y los alumnos del Seminario Diocesano Menor de San Luis y San Victoriano, de Toro.
Invitan a todos los amigos de este centro y a cuantos quieran expresar los sentimientos de gratitud y estima que tenían hacia la excelsa dama a la misa de réquiem que se celebrará en la capilla del seminario el próximo día 3 de diciembre a las doce de la mañana.

                                                                                                   Toro, noviembre de 1962
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En su aniversario se celebró un funeral en el Seminario Menor de Toro. A él asistieron sus sobrinas Murgoitio que aparecen en la imagen con el obispo don Eduardo Martínez González. .............................................................................................................................................

En la esquela que se publicó en los periódicos no figuran entre sus familiares ningún descendiente de los Villachica y sí sus sobrinas, hijas de su hermano, llamadas Fernanda, Trinidad, Marina, madre Corazón de Jesús (terciaria franciscana) e Isabel Murgoitio, así como su servidora, Susana Álvarez y demás servicio.

Su última voluntad fue nombrar como herederas a sus sobrinas y dejar un gran legado a la Iglesia, que incluía la dehesa de San Andrés, nada más alejado de lo que habría sido la voluntad de los Villachica y como en tantas otras ocasiones la historia de una familia acaba, perdiéndose el apellido que le dio origen y recayendo su fortuna en personas o entidades ajenas.


Imágenes de doña Victoriana Villachica publicadas en los periódicos
tras su fallecimiento. De ella, no se tiene constancia de más fotografías.


Con la muerte de Luis y Victoriana se acaba el apellido Villachica, a través de los descendientes de Manuel Villachica Arza, la única que lo llevó en primer lugar es casualmente Victoriana y sus decisiones distaron mucho de lo que había caracterizado a la saga.

El día 11 de marzo de 1965, un artículo del periódico ABC recuerda a don Luis de Villachica por algo que él no habría sospechado nunca, el artículo en cuestión trata del pueblo de Almaraz de la Mota (Valladolid) y su título es <>. En él se describe la situación que atraviesa Almaraz en ese crítico momento, cuando está a punto de desaparecer y su alcalde explica a un redactor de El Norte de Castilla que el pueblo fue comprado por don Luis de Villachica a la casa de Alba y que al morir don Luis lo heredó su hija doña Victoriana y continúa literalmente: <>, que no dudaron en venderlo al mejor postor porque necesitaban dinero para hacerse cargo de la herencia de los Villachica. 

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-fin de este artículo-laopinióndezamora-
 "El secreto mejor guardado del Palacio de Villachica"
 (copia literal) publicado el 16 de mayo de 2015
autora; Paloma Esteban Calonge 
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consultado el libro"Los Villachica"(en la biblioteca de Toro)
 autora: Paloma Esteban Calonge 
compruebo que el mencionado artículo está formado con fragmentos del libro.
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 repasar fechas
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<< agradezco la colaboración fotográfica de Esperanza Gallego y de Rosana Cebada, así como las facilidades dadas por la bodega Palacio de Villachica, de Toro y la Casa de la Rioja, de Madrid, para realizar fotografías en su interior>>.
anexo del libro "Los Villachica" editado en Madrid, junio de 2013, según apartado de agradecimientos ... María José de la Paloma Esteban Calonge ... 

Las sobrinas de Victoriana Villachica.
En un estudio dedicado a la familia Villachica puede parecer extraño dedicar un apartado a unas personas que no pertenecen a esa estirpe pero la decisión de Victoriana de dejar su herencia a sus sobrinas por parte de madre nos conduce a ello.

Victoriana tuvo un hermano de madre llamado Jacinto Murgoitio que se casó con Sotera Arguinzoniz Berzoitaba, (nacida en Berriz el 8 de noviembre de 1868), la pareja vivió en la dehesa de San Andrés, donde Jacinto fue sirviente y encargado, del matrimonio nacieron cinco hijas Nicasia, Marina, Celestina, Fernanda y Trinidad, sobrevivieron las cuatro últimas.

Nicasia nació el día 14 de diciembre de 1888, en la dehesa de San Andrés, en Toro.

Marina nació en San Andrés, Toro, el día 3 de marzo de 1894. Contrajo matrimonio y tuvo un hijo Agustín Calvo Murgoitio, notario, que se casó con Ascensión García Toledo.
Marina murió en Madrid, el 20 de septiembre de 1964, en su esquela aparecida en la Hoja del Lunes se menciona a su fiel servidora  Feliciana del Cerro. Su entierro se efectuó a las 3,45 desde la casa mortuoria calle Columela nº 3, al panteón familiar de la Sacramental de Santa María. Madrid.

Celestina nació el día 3 de abril de 1896 en la dehesa de San Andrés, en Toro. Profesó como religiosa llamándose madre Corazón de Jesús, fue directora del Colegio de la Divina Pastora.

Isabel nació en la dehesa de San Andrés, en Toro, el día 8 de julio de 1899.

Fernanda no tuvo hijos.

Isabel o Fernanda contrajeron matrimonio con el administrador de los condes de Villapadierna, vecinos en la Dehesa de San Andrés.

Trinidad contrajo matrimoio con el estomatólogo, Guzmán Cebada Álvarez y vivieron en la calle Bravo Murillo nº 300 de Madrid, tuvieron dos hijos Josefa y Tomás, casados con Federico García e Isabel Alonso
........................(podría estar en este último párrafo
 Federico (Villachica-sobrinonieto-político de Victoriana).............. (según mi memoria)
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miércoles, 10 de abril de 2019

Recuerdo la iglesia con olor a laurel



<<... Recuerdo la misa con olor a laurel, con los ramos amontonados en el Altar Mayor. Llegado el momento los repartía el señor cura, uno a uno, en una fila de ida y otra de vuelta por el pasillo central de la iglesia, para salir en procesión. Conmemorando así el recibimiento, con palmas, de la entrada triunfante de Jesús de Nazaret a lomos de un borriquito en medio de la multitud de Jerusalén que lo aclamaba como Hijo de Dios.

Los niños percibíamos el Domingo de Ramos como un día triste y alegre a la vez. Se iba a misa a por el ramo y a estrenar. Había que estrenar algo porque si no estrenabas "no tenías pies ni manos".

El punto de tristeza, de duelo, lo ponía también este domingo que daba entrada a la Semana Santa; al silencio de las campanas, al ensordecedor ruido de carracas y matracas llamando a los Santos Oficios. A los bares cerrados. Al mutismo sepulcral del salón de baile con los cuarterones de las ventanas cerrados donde no se oía ni el ulular del viento. Al cine, solo proyectando películas religiosas o nada. A la programación de radio de exclusivas marchas procesionales. A las visitas a la iglesia de día y de noche. A los santos cubiertos con un paño. A la Virgen enlutada, cuando mirabas su cara difuminada a través del velo negro se podía adivinar un rictus de amargura como si estuviera llorando ...>>
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Fragmento de "Crónicas a la Luz del Candil"

domingo, 17 de marzo de 2019

Cultura arqueológica prehistórica del Vaso Campaniforme. En el conocido pago de La Peña.




El campaniforme Ciempozuelos tiene su máxima expresión dentro de la provincia de Zamora en la localidad de Villabuena del Puente. En el conocido como pago de La Peña se descubrió un importante conjunto de elementos relacionados con la Cultura del Vaso Campaniforme, cultura situada dentro del Calcolítico. Este Campaniforme zamorano esta emparentado con el Campaniforme Ciempozuelos, descubierto por primera vez en la localidad madrileña de Ciempozuelos, y que le da su nombre al Campaniforme aparecido en la zona central de la Península Ibérica, por poseer las mismas carácteristicas.
Entre este lote de conjuntos se recuperó el típico conjunto de cerámicas campaniformes compuesto por un vaso, una cazuela y un cuenco, además de otros elementos, como un puñal de lengüeta, un brazal de arquero, una cuenta de collar, etc.
Este yacimiento fue estudiado por el Profesor Maluquer de Motes.
Estas cerámicas se encontraban decoradas profusamente con motivos geométricos, generalmente, rellenos por pastas blanquecinas.
Actualmente es posible ver estos materiales en el Museo de Zamora.
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Domingos de cine

    El cine Norte era además salón de baile y teatro. Tenía muchos bancos de madera que alineaban rellenando todo el aforo, todo el espacio ...