VILLABUENA
DEL PUENTE (ES C0PIA)
SEGÚN
EL LIBRO
“CATÁLOGO
MONUMENTAL DE TORO Y SU ALFOZ”
DE JOSÉ
NAVARRO TALEGÓN.
EDITADO
EN 1980.
Latorre dice haber visto papeles antiguos en
los que se denomina Villanueva; pero este nombre, que se menciona en el tantas
veces citado “Libro de Privilegios…, de Toro” no coincide con el lugar que nos
ocupa. Respecto al sobrenombre; lo creemos reciente y le advendría del puente
sobre el río Guareña construido en 1.788 a costa de los fondos de arbitrio
sobre la venta de vinos en el partido de Toro.
En 1.153 fue incluido en el Alfoz y se rigió
por alcaldes pedáneos bajo la jurisdicción de la ciudad, hasta que obtuvo
independencia al entrar en vigor los decretos de las Cortes de Cádiz.
<<
Iglesia Parroquial de San Pedro >>
Su fábrica a finales del siglo XVII poseía 33
hectáreas de tierra y de los diezmos le correspondían dos décimas partes. Pese
a ser parroquia única, sus ingresos nunca fueron excesivos y lo prueba la
demora con que se acababan las obras.
La relativa riqueza del pueblo es reciente y
deriva de los nuevos regadíos; antes la Guareña reportaba más desventajas que
beneficios. También fue escasa la feligresía; a principios del siglo del siglo
XIX contaba con 80 vecinos (*1
(*1 En el
año de 1.561 contaba con 95 vecinos (según archivo de Simancas).
Poseyó un beneficio curado y un pobre
beneficio de “sacristía”. Entre las fundaciones en ella asentadas, solo merece
la pena consignar la capellanía fundada por D. Pedro de Viana, cuyo patronato
pertenecía a los marqueses de Castrillo en el siglo XVII. Llegó con dos ermitas
al siglo XVIII; en 1.779 se mandaba acabar de demoler la del Humilladero para,
con sus despojos, arreglar la de Ntra. Sra. de los Prados (*2
(* 2 Visita
de 1.779 por el obispo D. Manuel Ferrer y Figueredo.
El monumento.
Al actual, muy tardío, le precedió otro con
igual advocación, techado con armaduras de madera, que, particularmente
arruinado, se construiría en el año 1576. Ninguno de sus elementos
constructivos se integró.
Esta iglesia es de planta de cruz latina
cubierta por bóvedas tabicadas de medio cañón, con lunetos en la nave y brazos;
en el crucero, media naranja sobre pechinas.
Los arcos y pilastras van cajeados; a los pies
corre una tribuna sobre tres arcos desiguales. Sobre el hastial, un gracioso
campanario de espadaña. Los muros discurren lisos por el exterior con poderosos
estribos para contrarresto de los fajones.
En 1.770 el obispo Jorge y Galván manda
reparar y abovedar la capilla mayor del edificio anterior; en seguida le
sobrevino gran ruina; hacia 1.776 comienza la erección de la iglesia actual por
la cabecera. Se utilizó una piedra arenisca procedente de las canteras de El
Pego (*3
(*3 De
allí extraían canteros de Cazurra y la labraban otros del mismo lugar, de
Bóveda, de Almaraz etc.
En varias partidas figura como maestro de obra
Manuel Martínez, vecino de El Piñero, que sería también autor de la traza; la
reedificación de la nave no se emprenderá hasta la década siguiente (*4
(* 4 El
obispo Ferrer y Figueredo, en la visita de 1.782 la encontró “en el estado más lamentable y ruinoso,
expuesto a caerse todo el cuerpo de la Iglesia, sin techumbre, tapando muchos
agujeros y portillos con los frontales…”
Se había comprometido a dar por terminada la
obra del templo por 18.000 reales (*5
(* 5 Ante Narciso Cornejo, escribano de Toro. Pero una deficiente administración, por parte
de los mayordomos de fabrica, hizo que aquel no se concluyera hasta después de
mediado el siglo XIX. En 1.840 la Junta Diocesana de Reparación de Templos
Parroquiales había levantado el hastial y los muros laterales con dinero
cobrado a viejos deudores las bóvedas de la nave todavía no se habían volteado
en 1.853 (*6
(* 6 La
escasa significación del edificio no justifica el que ofrezcamos más detalles.
Baste decir que hubo un pleito contra Manuel Martínez. Y que en las visitas
pastorales los obispos se quejan de la deficiente administración de cadales…
Retablos,
escultura y pintura.
Retablo mayor. Consta de banco, bastante alto,
al que superponen dos cuerpos estructurados en cinco calles, con gran ático
rematado en el frontón y, a los costados, carteles conteniendo las llaves que
son símbolo del santo titular. Las
calles de los extremos están en un plano más avanzado y las flanquean sencillas
columnas corintias, como a la central, más ancha y tan mal articulada que, a
primera vista, parece fruto de una reforma; pero, desmienten esta apariencia
las columnas entre las que se abre el nicho de San Pedro con fustes recubiertos
de rameados y figuritas desnudas, éstas son bien características de Antonio
Ribera, al igual que las ménsulas con niños en que apean, según vemos en
Bustillo del Oro; como; en el retablo de este lugar pretende Ribera, con mala
fortuna para el conjunto, destacar el encasamiento del titular; las escorzadas
figuritas que apuntan a la tiara armonizan con lo de este artista. Es probable
que la pistura del calvario, aunque
coetánea, no sea originaria. Le falta el sagrario, que puede ser el encajado en
el colateral de la Epístola (*7
(* 7 Queda
claro que la traza de este retablo no ha sido trastocada; todo él es de la
misma época y del mismo taller.
Su traza lo hermana con el Bustillo; las
esculturas de bulto se alojan en “cajas” con frontones curvos o quebrados
y flanqueados por columnas. Los relieves ocupan la predela y las calles
remetidas. Los frisos son corridos, recubiertos de ondulados follajes, y la
primera cornisa corre sobre mútulos.
Las efigies de bulto adolecen de insulsas,
amaneradas y faltas de nervio pese a sus recurvadas posiciones; harto envarada,
la del titular; la de San Antonio Abad es del siglo XVIII (*8
(* 8 Se
acabó de pagar en 1,733 y seguidamente se recogen limosnas para costear su
policromía.
Y ocupa el lugar de un San Antonio de Padua
que se halla en el retablo lateral.
Mejores son los relieves, cuyas posiciones, no
obstante, desmerecen por excesivamente recargadas e hinchadas cuanto fofas; los
más meritorios son los que ocupan el banco, representando la Anunciación,
Visitación, Adoración de los Pastores y Epifanía. En los otros, menos
esmerados, se representan la Oración del Huerto. Prendimiento. Flagelación.
Verónica. Crucifixión y Descendimiento.
Las figuras, desgarvadas, se curvan y se
mueven abúlicamente, con tediosa parsimonia; abundan en contrappostos y escorzos inverosímiles; predominan los rostros
llenos y redondeados, con cabellos ensortijados, tan usuales en la escuela de
Toro; los ropajes resultan estorbosos, por demasiado gruesos y pesados, y se
pliegan con más curvas que aristadas angulosidades, evocando lo de Esteban
Jordán.
Atribuible con gran seguridad a Antonio de
Ribera, este conjunto me parece más clasicista, de menos calidad y quizás
diseñado con anterioridad al de Bustillo, cuando el siglo XVI tocaba a su fin
(*9
(* 9 Después
de redactar estos textos, hallamos dos documentos que avalan la atribución. El
primero está fechado el día 7 de marzo de 1.595; contiene un concierto por el
que Antonio Ribera y Juan Ducete traspasan a Baltasar de Coca la pintura del
retablo y de un tabernáculo; <<
sepan cuantos esta púvlica escritura uieren como nos juan de uzete antonio de ribera; vs desta çibdad de toro, y
otorgamos e conozemos por esta carta y deçimos que por quanto nosotros tenemos
tomado un rretablo y custodia de talla y pintura en la iglesia del lugar de villabuena
y estamos conçertados con bos, baltasar de coca, pintor vzº desta ciudad
questais presente de os dar y trespasar el dho rretablo y custodia en quanto a
la pintura según y como nosotros lo tenemos y desde luego os lo damos y
trespasamos para que pintéis el dho rretablo v custodia desde el dia en que os
entregaremos en tres años cumplidos primeros siguientes desde el dho que
hiciéremos la entrega del dho rretablo, el cual trespasamos a tasazion y a
uista de oficiales según y como nosotros lo tenemos de la dha iblesia…>>
El otro documento, otorgado el 15 de noviembre de 1.617, es una escritura de
concordia y transación por la que Antonio Ribera y su esposa, Beatriz Ducete,
de una parte, y de otra, Cristóbal Arias y su mujer, Jerónima Ducete, ponen fin
a las querellas que mediaban entre ambos matrimonios, motivadas por las
herencias de Juan Ducete y del hermano de éste, el Dr. Cristóbal Ducete Diez,
clérigo. Una de las causas del pleito era lo que Ribera y su esposa << abiais covrado de la iglesia del
lugar de villavuena >>. En virtud de la aveniencia, se estipula que
que Cristóbal Arias y su esposa han de dar a Ribera << poder en causa propia yrrebocable para cobrar lo que se debe
al dho juan ducete difunto en la iglesia del lugar de billabuena lo que constare
rrestrarsele debiendo desde la fecha desta carta echas y feneidas quentas y con
solo este poder para cobrar lo que assi se le debiere en la iglesia del lugar
de billabuena como va dho. me contento y satisfago y are las dhas obras y las
acabare a mi costa y dellas sacare a paz y a salbo yndene a bos los dos xpual
arias y grma ducete…>>.
Es difícil
deslindar lo ejecutado por Juan Ducete en este retablo; a la luz de las obras
que he documentado de este autor, creo que muy poco: probablemente la escultura
de San Pedro y tal vez algo en los relieves del banco situados al lado del
Evangelio. Lo más verosímil es que, a la muerte de Juan Ducete Diez, acaecida
en 1.613, la obra de talla acabada fuera mínima.
De lo pintado por Baltasar de Coca en el
primer tercio el siglo XVIII apenas vislumbramos algo en alguno de los relieves
de la predella y ello porque en 1.734
lo pintaba y doraba con bastante grosería el vallisoletano Manuel Gómez; (*10
(*10 Para
su dorado hicieron postura de 600 ducados el antedicho y otros maestros
doradores de Salamanca; el obispo Jacinto de Arana proveyó el 26-VI-1.733,
desde Arguijillo, que << se
encargue al de Valladolid por haverse ofrezido por su fiador D. Martín Rubio,
cura de Villavendimio >> , de cuya iglesia acababa de dorar el retablo
mayor. El contrato se hizo ante Juan Salazar, escribano de la ciudad de Toro,
el 12-I-1.734. Manuel Gómez firma un recibo en
el que confiesa haber percibido <<
seis mil trecientos rs. … por dorar, pintar y estofar el retablo maior de dha
iglesia a toda costa>> y otros 1.400 reales < >>
para mayor desgracia, en fecha no lejana
barnizaron rabiosamente toda imaginería.
La suciedad y la altura nos impiden reconocer
la tabla situada en el ático, por lo que no podemos relacionarla con el pintor
Baltasar de Coca; quizás sea un añadido; nos parece muy floja y deslucida; en
ella alcanzamos a reconocer esta grafía
<< IS
XPO DL SO CORO >>.
Retablo colateral (al lado de la Epístola).
Barroco y de escaso interés. Con dos columnas salomónicas y ático curvado en el
que se colocó un lienzo de San Blas, malo. En 1.739 ya estaba dorado, sin duda,
por los de Toro. Han embutido en él un sagrario del siglo XVII, cuya puerta
decora un relieve de la Virgen con el Niño, amanerado.
En su correspondiente, al lado del Evangelio,
aparecen dos grandes estípites en función sustentamente. El nicho central aloja la escultura del “Cristo del Expirar”,
barroca, coetánea, de poco mérito y convertida en un verdadero cromo por
resultas de un repinte indecente. El dorado de este retablo es obra de maestros
toresanos (*11
(*11 En
1.739 estaba terminado un retablo para el Crucifijo, que doraba el toresano Manuel
Hidalgo en 1.744. El trastorno que sufrió la iglesia con motivo de su posterior
reedificación nos impide precisar si se trata de éste. Es más probable que sea
hecho por el vallisoletano Antonio Arguelles, quien recibe en la cuentas de
1.761 - 1.762 un pago << por
cuenta del retablo que está aziendo para san blas y el santo Cristo>> El
hecho de que el lienzo de San Blas se halle hoy en el ático del colateral
anteriormente reseñado se explicaría por los desmontes y nuevos montajes
subsiguientes a las obras aludidas.
-Retablo de Ntra. Sra. con estípites, barroco,
del XVIII; carente de interés. Su hornacina central ha sido rasgada a costa del
banco para albergar una anodina imagen de bastidor. En el nicho del ático hay
una escultura del arcángel San Miguel,
barroca, muy rota y mutilada, que no pude apreciar con detalle.
-Otro retablo lateral, muy malo, relativamente
moderno y con algunos adornos barrocos en él, una escultura de San Antonio, que pertenece al retablo mayor, otra de
San Blas y otra de San Roque, ésta, muy torpe y ambas barrocas y del siglo
XVIII.
-Púlpito sin interés; traza de hierros con
eses y sencillos jabalones sotopuestos; tornavoz acampanado, trabajado hacia
1.742 por <>, sobrenombres de algún entallador oscuro, quizás.
-Pila bautismal del siglo XVIII, decorada con
finos gallones.
-En la sacristía. Crucifijo de tamaño menor
que el natural, muy contorsionado, de abultada y dura anatomía. Barroco y lo
adultera un repinte moderno del siglo XVII.
-El viril es de metal sobredorado, como tantos
comprados después de la guerra de la Independencia. Consta que se adquirió en
1.817 (*12. Nada vale.
(*12. 1.760
- 1.850. El antiguo y el copón fueron robados por los franceses, según se
recoge en cuentas posteriores.
No he podido localizar las ruinas y piedras
que vio Latorre en un alto próximo a la carretera de Toro a Salamanca, ellos
servían de base al dicho de que allí tuvieron casa los Templarios…
……. según el autor, texto documentado en los archivos históricos .........
……. según el autor, texto documentado en los archivos históricos .........
Alfoz de Toro por orden alfabético: (18)
Abezames, Bóveda de Toro, Bustillo del Oro, Fuentesecas, Guarrate, Malva, Matilla la Seca, Morales de Toro, Peleagonzalo, Pinilla de Toro, Pozoantiguo, Tagarabuena, Valdefinjas, Vezdemarbán, Villabuena del Puente, Villalonso, Villardondiego, Villavendimio.
Abezames, Bóveda de Toro, Bustillo del Oro, Fuentesecas, Guarrate, Malva, Matilla la Seca, Morales de Toro, Peleagonzalo, Pinilla de Toro, Pozoantiguo, Tagarabuena, Valdefinjas, Vezdemarbán, Villabuena del Puente, Villalonso, Villardondiego, Villavendimio.
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