<< ...La vida se ha roto para todos, ya todo lo demás es
nimio, cuando todo se hace nada todo carece de importancia. Nada más puede
hacerse cuando aparece la vida rota sino esperar a poder recomponerla. Las
carreteras, las rutas del aire, los itinerarios de los océanos y todos los
caminos del planeta están bloqueados, y las emociones, y las ideas. Todo
ahogado por la inmensa incertidumbre que nos arrasa. Y bien pudiera parecer una pesadilla que se
disipa al despertar, pudiera parecer que estamos en una sala de cine
presenciando una película de esas de ciencia ficción o de terror, pero no lo es, es real. Su nombre coronavirus. Covid-19. Y
pasados casi tres meses llega la suelta de las personas en franjas horarias;
mascarilla y reloj para no pasarnos de hora
Antes de que el calor apriete camino un buen tramo por
esta vacía mañana de mayo. Solo bandadas de pájaros, solo ellos parecen estar
despiertos y libres. Los gatos, se asombran de que estemos por la calle, los
burros, y los caballos que pastan en las
eras, salen casi al trote, salen a nuestro encuentro hasta donde le llega la
cuerda; rebuznando y relinchando a voz en grito como extrañados como dándonos
la bienvenida, como que se alegran de vernos... >>
-fragmentos: *Toro, esa nave nodriza*
de cuando llevaba a término este libro en la ciudad de Toro.
Allí estaba cuando se declaró la pandemia Covid-19, allí me sobrevino el confinamiento, a solas, y los correspondientes cierres perimetrales que se prolongarían en el tiempo del durante y del después.
... emocionalmente unida, vinculada al resto del mundo ...
... al miedo, al dolor, al duelo, a la esperanza ...
... dieciocho meses entre el pánico y el agradecimiento ...
_ I s a _
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