COMO EL DEC�A
En mi despedida, quisiera rendir un homenaje a la persona de Francisco Manzanera (Francisquito). que falleci� el d�a 26 de Agosto de 1.971. Con ello no deseo ser un ide�logo de fantas�a o inverosimilitud, porque para m� Francisquito, con el ingenio propio de su car�cter buscaba las cosas sencillas, sin adornos ostentosos cubriendo siempre la necesidad sobre la premisa en la iniciativa que expon�a.
Para mi entender, ten�a condiciones de respetabilidad, las cuales han aumentado la historia de Villabuena, mereciendo la pena ser recordadas sus genialidades, a veces incomprensibles, porque tal vez este hombre en sus tiempos sab�a demasiado.
Y como el dec�a, se deber�a construir o acondicionar un local como albergue juvenil, con una piscina municipal para fomentar el turismo rural, con paseos o senderismo, cuyo itinerario podr�a iniciarse en la misma localidad, comenzando por el llamado balc�n del barrio el teso, continuando hasta el que debiera ser el punto de encuentro en la puerta de la iglesia. Desde aqu� elegir dos opciones: la primera ser�a bajar por la calle del Puente, cruzar el r�o Guare�a por su famoso puente de piedra, seguir la senda asfaltada, llegando a la altura donde estuvo el horno de cal de Don �ngel Manso. Se construir�a una senda que faldeara la pe�a, con ascenso poco pronunciado, pasando por el punto de la inhumaci�n, que se har�a constar con una simple inscripci�n, hasta llegar frente las famosas buracas; en este punto se deber�a hacer un sendero transversal, lo menos ascendente posible, caracoleado, para quienes pudieran o quisieran subir y visitar las famosas cuevas, y si fuera posible se tratar�a de que esta senda pudiera tener acceso a la cima de la monta�a y visitar el �rea recreativa proyectada entre los pinos.
Quienes no tuvieran el deseo de alcanzar o visitar lo antes mencionado, pod�an seguir el paseo por la misma falda de la monta�a, que se deber�a construir en sentido contrario, con descenso suave hasta conectar con el llamado camino Valdelespino, cruzando el r�o por el nuevo puente llamado del molino, hasta llegar al citado punto de encuentro. Se disfrutar�a de una vista bella, pintoresca y natural, solamente utilizando un calzado ligero de monta�a y hasta se aprovechar�a la solana de la misma monta�a en d�as en los que las condiciones meteorol�gicas pudieran ser adversas.
La segunda opci�n pod�a ser hacer este tipo de senderismo en sentido contrario, desde la puerta la iglesia o el barrio el teso, siguiendo por el puente del molino y finalizar en el punto de partida. Todo este recorrido deber�a estar con arbolado, bancos de descanso y hasta alguna fuente.
Desde ese albergue, el turismo rural tiene potencial extenso en el entorno de nuestro pueblo, con solo se�alizarlo y promocionarlo, existe ya construida -a falta de alg�n retoque- una ruta ideal para recorrer en bicicleta de monta�a (incluso con veh�culos de motor a la misma velocidad que lo haga la bici), dicho circuito se pod�a denominar circuito bici, pudi�ndose comenzar en el mismo punto de partida del anterior, la puerta la iglesia, siguiendo la calle del puente, continuando el camino asfaltado de bardales hasta el �rea recreativa de la pe�a, comenz�ndose a ver la magnifica vista panor�mica, mirando hacia la izquierda, en la parte baja veremos aquel n�cleo del triste pueblo que fue una granja o refugio de tribu; con su valle del Guare�a y sus vegas. Alargando la vista, en todas las direcciones, hasta el horizonte, se ven otros pueblos que pertenecen a otros municipios y provincias. Desde aqu� se reanudar�a la marcha, enlazando por un ancho camino de tierra por el llamado teso de la nariz, continuando por el balc�n del risco hasta bajar y cruzar el r�o Guare�a, por el hist�rico puente de Paradinas. La panor�mica por toda esta parte de la ruta, cruzando un coto de caza, nos permite ver liebres, conejos, zorros, perdices, codornices y otros animales de la fauna castellana, con la ribera del r�o -siempre a la izquierda- con sus vegas de arbolado de chopos, �lamos, negrillos, pinos, etc., con la emblem�tica ciudad de Toro al fondo norte, su espl�ndida vega que forman el r�o Duero y el Guare�a y varios monumentos de mencionada ciudad.
Cuando se sale a la carretera 519 ya se puede ver la antigua aldea y sus molinos de Paradinas, girando a la izquierda en la primera bifurcaci�n se tirar� a la derecha para poder ir disfrutando de este paisaje que antes se admiraba desde arriba; ahora se cruzar� con toda su vegetaci�n de encinas, pinos, chopos, �lamos, negrillos, tomillos, romeros, retamas, jaras... Dentro de todo el valle, siguiendo direcciones se�alizadas se puede ver la otra antigua aldea de Palomar, volviendo a salir a la carretera 519 cerca de la gasolinera para llegar a situarse en el punto de partida, con un recorrido aproximado de unos diecis�is kil�metros. Otra opci�n ser�a hacerlo en sentido inverso.
Estas ideas no las creemos inalcanzables, ya que pueden ser validas con sus posibles ventajas para la protecci�n del servicio del turismo rural, con el impacto, huella y se�al que deja, y hasta puede ser de gran utilidad en ese turismo interior que suele formarse en el origen geogr�fico de nuestro lugar de nacimiento y que nos convierte de una forma u otra en turistas, lo mismo que a nuestra descendencia, amistades y amigos.
Autor:
Ricardo Hern�ndez Mu�oz
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