La fiesta de los reyes magos el d�a 6 de enero, noche por lo general de fr�o, nervios,
anhelos, llantos y desenga�os. Donde las discriminaciones entre los seres humanos, llamados
ricos y pobres, eran patentes. Los ni�os so��bamos con el amanecer para encontrar en
nuestras alpargatas alg�n regalo de los reyes magos, Melchor, Gaspar y Baltasar; los excluidos
de la llamada riqueza, pod�amos tener en nuestro calzado una naranja o manzana, y gritos de
felicidad d�bamos cuando encontr�bamos la cajita con una anguilita de mazap�n dulce con
sus ojos de bolitas de cristal, o un aro
de chapa o hierro con su gu�a para jugar.
Lo peor era cuando se buscaban excusas para fingir la econom�a, te pon�an una peseta de
papel y despu�s te la cog�an, porque le hac�a falta a los padres y para hacerte ver que te
hab�as portado mal durante el a�o, te pon�an cagajones ba�ados con un poco de harina o bien carb�n vegetal.
Para los padres tambi�n deb�a ser una noche de intranquilidad y dura al tener que adoptar
estas decisiones, por no poderle dar a sus hijos esa satisfacci�n de inocencia -en la mayor�a de
los casos- procurando que sus hijos (los ni�os) nos durmi�ramos para no despertarnos con el
ruido al abrir la puerta de la habitaci�n donde dorm�amos (si es que hab�a puerta) si algo
pod�an dejar, y si la econom�a no daba para ello, nos ca�a esa m�s alta discriminaci�n con
la amarga expresi�n por parte de los cabeza de familia -que le partir�a el coraz�n al decirlo-
de que hab�amos sido malos y por ello los reyes no nos hab�an echado nada asequible,
comprobando al d�a siguiente que todos los ni�os ricos hab�an sido
buenos.
............................
de Ricardo Hernández
Muñoz (mi tío paterno)
No hay comentarios:
Publicar un comentario