Mi primo, Manolo-Carrucho, me cuenta que, se encontraba limpiando el instrumental de fotografía, comprobando la limpidez de la lente, cuando enfoca casualmente al horizonte desde la ventana del sobrau de su casa. En una de las buracas cree ver que hay alguien, fija más la lente y ve que es una cabra. De estos momentos, me dice, son, para él, las primeras fotos del descubrimiento de la cabra en la Peña, esas fotos que ya hemos visto todos o casi todos los que pertenecemos al pueblo. Era el año 2021.
Yo escucho a mi primo Manolo, fascinada, porque se me hace que, según las imágenes, la pose de la cabra, como que me da la impresión de que está como aposentada o sentada en la buraca, con aires, me lo parece a mí…, aires de orgullo como si la buraca la sintiera su espacio, su casa, y estuviera contemplando el paisaje en el quicio de la puerta Por esa expresión que deja ver el animal es como si diera a entender, como que se encuentra no solo muy a gusto sino satisfecha.
Manolo, me dice que le han contado que ya lleva tiempo “escapada” del rebaño ,sí, escapada porque resulta que la cabra es una cabra que se ha negado a estar con su dueño o pastor, y, bueno, no salgo de mi asombro. Me pregunto cómo es eso y cómo se alimenta, cómo sacia la sed y si baja a beber a la Guareña y que cómo se adapta o cómo hace para buscarse el sustento diario acostumbrada como tiene que estarlo a que le suministren el pasto, fácil, y el agua y el sitio de dormir, establo o telera, cobertizo o como se llame el lugar donde convivió con la piara.
Una cabra doméstica que ha decidido, por sí misma, asilvestrarse…, me repito, y, me siento entusiasmada con el relato de mi primo.
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