viernes, 6 de agosto de 2021

2ª parte) ... San Roque. Los mayorales

 


" ... Los mayorales han salido de la ganadería dos o tres días antes de la corrida. Armados con picas cabalgan juntos en manada; hombres, caballos, cabestros y toros bravos, por tierras, senderos y gaviones a campo través. Desde las eras que pillan en camino se ven llegar envueltos en una gran polvareda. La manada, por llano, se ve desde una distancia considerable. Las mederas de trigo son altas, lo suficiente como para poder ver llegar los toros desde bien lejos. En lo alto de la medera se está a salvo, se considera un sitio seguro aunque en ocasiones, el toro ha corneado la mies y ha trasteado con los haces de trigo hasta cansarse, dejando un buen susto en el cuerpo de los que la ocupan.

Los mozos más osados salen al encuentro de la manada, a pie, y se ponen a resguardo subiéndose a los árboles. Los mayorales no quieren sorpresas, que no los citen, que no hagan nada que llame la atención a los toros, con eso basta. Ningún aspaviento al menos hasta que estén dentro del gavión de Los Capellanes, en donde ya quedan escasos metros para entrar al pueblo directos al corral. A los corrales más grandes que están por la entrada de Los Capellanes, donde descansarán y le darán de comer y beber, de doce a veinticuatro horas, sin que nadie los moleste.

A ambas orillas del gavión, en lo alto del vallau de Los Capellanes, el gentío apostado de un lado y de otro, aplaude, vocea y cita a los toros con trapos coloraus atados a la punta de una vara larga. Los toros pasan corriendo sin hacer caso a nada ni a nadie, como buscando cobijo. A su paso dejan un rastro de viento suave que se ha ido formando por la velocidad que llevan "los bichos" y hasta el encaje seco que forma la avena-loca, en las laderas del gavión, se echa a temblar con ellos.


Ya tenemos aquí los toros, la grandeza de la fiesta, la fiesta de San Roque, la fiesta grande. Ahí se quedan, en los corrales, hasta unas horas antes de la corrida que los pasarán a los toriles por las calles atajadas para el encierro.

El hecho de que los toros bravos estuvieran en  el pueblo, saberlos tan cerca, allí encerrados en aquellos corrales..., a los niños nos producía cierta inquietud. Inquietud que, a eso del anochecer se había transformado en miedo. En la noche, este miedo iba haciendo mella en el sentir, tanto, que a la hora de irnos a la cama nos mantenía bien despiertos robando las horas del sueño infantil.


( En nuestro país. 2020 / 2021, sin fiesta, bajo la pandemia que asola el mundo, Covid-19)



Isa. _  del libro "Crónicas a la Luz del Candil"

https://www.google.com/search?q=cr%C3%B3nicas+a+la+luz+del+candil&rlz  


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