Las abuelas sacan de los baúles, de la sala grande, las sombrillas, los mantones de Manila, los pay´pay y los abanicos, tienen de todos los tamaños y colores, hasta abanico de luto.
En el horno de las tahonas se hacen las pastas, las magdalenas de aceite, esas que se hornean en moldes metálicos individuales, y las mantecadas de almendra en moldes redondos de papel rizado o en liso, al que hemos dado forma cuadrada, a mano. El olor a San Roque sale también por las chimeneas de las tahonas.
Empiezan a llegar las tómbolas, los carruseles, las barcas, las cadenas o sillas voladoras, el tiovivo, los tenderetes de juguetes y golosinas, el puesto de los churros, el señor que deambula por la calle cargado con su juego de ruleta de barquillos, los primeros helados, los helados "de mantecado" con sabor a vainilla servidos con unas pinzas aboladas en su cucurucho de galleta. Llegan los camiones de refrescos que surten los bares y cafés, entran en caravana por El Camino Toro. El regocijo entre la chiquillería se desborda al ver aparecer semejante atasco de camiones.
Ya empiezan a llegar los forasteros; a caballo, en burro, en el coche de línea, en moto sidecar, en bicicleta, en carro, o en el aiga del café-casino.
En todas las casas hay invitados a comer y a cenar. Los tíos que no viven en el pueblo han venido a la fiesta, comemos y cenamos juntos y salimos juntos, Nuestros tíos y primos, los que se han quedado a vivir en la capital, nos cogen en brazos, nos tiran por alto, nos llenan la cara de besos ruidosos y nos estrujan en abrazos. Nos dicen que hemos crecido mucho, que estamos "desconocidos" y muy guapos. Los primos, también están "desconocidos· de lo grandes que están.
Estamos muy contentos con los tíos y los primos, de que hayan venido, como dicen ellos, a pasar el verano y a estar todos juntos. Nos han traído caramelos, una muñeca y una pelota, además nos dan propina para subir a los caballitos, a las barcas y, comprar lo que queramos en los puestos de la fiesta. Con todo el dinero que nos han dado nuestros padres, los tíos y los abuelos, hemos juntado un montón de pesetas. Auchamos unas cuantas y las otras las repartimos entre los días que dura la fiesta.
A las madres le han traído unos cortes de falda y una piezas de tela para la ropa de invierno. A los padres, unos cuarterones de picadura, una cajita de puros y un chisquero de esos modernos que se rellenan con la gasolina que gasta el motor de regar la huerta.
Los carpinteros o carreteros del pueblo, van y vienen del taller con tablones, tablas y postes, hay que atajar las calles. Los mozos y los hombres arrastran los carros de labor hasta las bocacalles por donde entrará la manada de toros y cabestros camino de los toriles ..."
( En nuestro país. 2020 / 2021, sin fiesta, bajo la pandemia que asola el mundo, Covid-19)
Isa. _ del libro "Crónicas a la Luz del Candil"
https://www.google.com/search?q=cr%C3%B3nicas+a+la+luz+del+candil&rlz=
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