miércoles, 1 de diciembre de 2021

Toro recibe el premio “Pueblo Mágico 2022”


Un grupo de turistas admira la Colegiata desde el mirador del Espolón M. J. C.

La Red Pueblos Mágicos de España valora su riqueza patrimonial, sus tradiciones y fiestas o su amplia programación cultural


Toro ha sido elegido “Pueblo Mágico del Año” en los premios fallados este miércoles, con los que se pretende reconocer el esfuerzo que realizan los municipios de la Red de Pueblos Mágicos de España y el trabajo realizado para mantener vivo el medio rural.


Los premios tienen un carácter honorífico y se simbolizan en una pieza artística en bronce creada por el taller de escultura Hermanos Moreno de Granada, que recrea el logotipo de la Red Pueblos Mágicos de España.

Thank you for watching

En la edición 2022, Toro ha sido elegido “Pueblo Mágico del Año” por la riqueza cultural, histórica y patrimonial que atesora y que se ha conservado con el devenir de los siglos.

Su privilegiada situación junto al río Duero le ha permitido formar parte de “todos los caminos de la Historia” y conservar un legado de hechos históricos fundamentales en los viejos reinos de León y Castilla. Además, Toro ha sabido preservar su riqueza monumental representada tanto en las iglesias de estilo románico y mudéjar, en la Colegiata, sus conventos, monasterios, palacios o antiguo Alcázar.

Del mismo modo, para la concesión del premio se ha valorado que Toro ha sido y sigue siendo un referente cultural, como lo demuestra la programación de eventos culturales que incluye música, teatro y artes diversas que se desarrollan a lo largo del año y que se enmarcan en lugares únicos repletos de historia, como el Teatro Latorre o la histórica plaza de toros.

Del mismo modo, el premio reconoce que “Toro es infinito en sus posibilidades turísticas” con fiestas de especial relevancia, tales como la Vendimia, los carnavales o la Semana Santa, todas ellas declaradas de Interés Turístico Regional, al margen de eventos culturales dedicados a las artes como la exposición “La Iberoamericana” o los musicales que convierten a Toro en la “Ciudad de la Música”.

Toro también es “sabor” gracias al vino de la Denominación de Origen que “duerme” en sus más de 60 bodegas, a sus quesos o a dulces tradicionales como los elaborados en el monasterio del Sancti Spíritus Asimismo, el galardón pone de releve que “Toro es infinito en sus romerías, sus tradiciones, sus gentes o sus calles, que sorprenden a cada paso con rincones únicos, con miradores sobre el Duero y los horizontes amplios de esta tierra antigua”.

Toro recogerá el premio “Pueblo Mágico del Año” en la próxima edición de la Feria Fitur, en la que se entregarán otros galardones como el Premio al Turismo Rural, que ha recaído en la villa de Peñafiel o el de Valorización del Patrimonio Histórico que ha sido concedido a la localidad granadina de Orce.

En la edición de 2022 se han añadido otras cuatro categorías con el objetivo de reconocer el trabajo por el desarrollo de los pueblos. 

Así, el reconocimiento a la realización de eventos culturales singulares ha sido otorgado a las “Jornadas Calderonianas” de Yepes en Toledo, mientras que el Ayuntamiento de Villaluenga del Rosario en Cádiz recogerá el premio a la promoción de productos locales.

Por último, el reconocimiento a la gestión de espacios naturales ha sido concedido al Ayuntamiento de Orihuela del Tremedal en Teruel y el que distingue la cooperación público privada será recogido por la asociación “La Cantamora” de la localidad burgalesa de Peñaranda de Duero. 



domingo, 21 de noviembre de 2021

... En las noches interminables del invierno

 


... en las noches interminables del invierno aprendíamos de la sabiduría de nuestros mayores como si estuviéramos asistiendo a las clases de la escuela, en una escuela especializada, donde se acumulaban todos los conocimientos trasmitidos de generación en generación, toda esa experiencia que nos traspasaban con su cultura vívida de padres a hijos, de hijos a nietos. Ese aprendizaje se quedaba adherido a los huesos, a la mente, al alma, y te hace echar raíces en un suelo firme, raíces tan profundas que fueras donde fueras, crecieras cuanto crecieras te harán volver irremisiblemente. A pesar de la dureza del clima, de la vida sacrificada y austera. Pero una vida tan rica en valores humanos. Valores que te traerán una y otra vez de vuelta a tus orígenes contagiado por el amor a la tierra, contagiado por el amor a los tuyos.

Cuando acababa la noche de tertulia, los padres nos envolvían en las toquillas y nos llevaban en brazos a casa. En el trayecto de casa a casa, los niños nos quedábamos mirando las bombillas de todas las esquinas, nos llamaba mucho la atención verlas alumbrar entre la niebla espesa que tamizaba los destellos de luz en un aura, circular e inquietante, que hacía que nos acocháramos más fuerte entre los brazos de nuestros padres ...
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fragmento de Crónicas a la Luz del Candil.Isabel.
imagen retocada en B/N: Manuel Gil (Manolo-Carrucho)


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sábado, 6 de noviembre de 2021

El muñeco de nieve



Hoy el cielo ha amanecido de color gris oscuro y el suelo de un blanco resplandeciente, el contraste de los dos colores se divide en arriba y abajo, cerca del suelo nevado deslumbra el color blanco, si se sube al sobrau, el tono gris es el que predomina entrando por las claraboyas y por los ventanucos pequeños dando oscuridad , una oscuridad que apenas si hay la luz suficiente para encontrar nada.

Hay que alumbrarse con el candil o con una vela, y, a los niños no se le permite ir con candiles o velas a buscar nada. ya que los mayores lo consideran un peligro, la llama puede prender con facilidad y provocar un desastre. A veces el candil o la vela se apagan a la menor corriente de aire y se queda en la oscuridad total. Menos mal que acaban de "salir" unos artilugios con bombillas minúsculas que lucen sin cable, se llaman linternas, y reciben la energía de una pila de petaca.

Y, para asombro y gozo de los más pequeños, los mayores dejan que manipulen con las linternas, ya que, según parece, con estas lamparitas no hay peligro alguno. Los niños están encantados con este invento nuevo, el hecho de llevar una luz en la mano, de ir y venir, encendiendo y apagando aquella bombilla portátil les da a ellos, como un poder especial.

Como quiera que esta noche había caído tanta nieve y continuaba cayendo que, ni los hombres pudieron ir al campo, ni se abrieron las escuelas. Los hombres y los niños andan por casa. Los hombres poniendo aquellas lumbradas de invierno y luego saliendo a las calles, a hacer senderos, con palas y escobajos de ajunjeras para así poder ir al comercio, a la fragua o a la tahona a comprar el pan. Había que ir y volver lo más rápidamente posible, porque los senderos se borraban en un santiamén con el espesor de los copos y pronto aparecían, de nuevo, intransitables y llenos de nieve.

Los cuatro niños; Migue, Mey, Corina y su hermanita Blanca, se abrigan convenientemente, y envuelven sus manitas en bolsas de plástico. Cubriendo el envoltorio-plástico se ponen las manoplas gordas de lana y se echan a la calle a disfrutar la nevada, quieren hacer un muñeco de nieve, uno muy grande, dicen, hasta donde alcancemos. Los niños empiezan a rodar por el suelo una bola de nieve del tamaño de un balón que, a cada vuelta va aumentando de volumen.

Primero una bola muy grande para el cuerpo del muñeco y luego la bola pequeña que dé forma a la cabeza, después habría que "vestirlo" con cosas del sobrau. Entre vueltas y más vueltas a las bolas de nieve, los niños se turnan y pasan por casa. Las madres tienen preparada una tacita de caldo bien caliente que ofrecen a los niños y, en lo que se puede, le secan las manoplas a la lumbre mientras los niños se calientan las manos y los pies. Han aguantado mucho tiempo en la calle, pero mucho, han aguantado hasta cuando el frío era tal, que estaban a punto de echarse a llorar por querer quedarse un poco más de tiempo entre la nieve y no poder por estar entumecidos. Apenas el calor de la lumbre los reconforta un poco, se echan de nuevo a la calle tan contentos.

Y así hasta terminar de montar el muñeco. Al verlo tan grande, tan orondo, estallan en risas, vivas y cánticos, espontáneamente se cogen de la mano y juegan al corro girando alrededor de aquellas bolonas de nieve que, todavía, no tienen expresión alguna, sólo son dos esferas, una pequeña pegada a otra enorme de grande. Después de pasar un rato contemplando aquel montón de nieve de formas redondas, los niños abandonan la calle, cada cual a su sobrau a buscar con qué vestir el muñeco. Las madres les dan las linternas y los dejan hacer y los dejan rebuscar.

Los sobraus además de estar oscuros están heladitos de frío, los pequeños rebuscan, a escape, aquello que haga que el muñeco de nieve adquiera una apariencia humana. En seguida recogieron esto y aquello y se plantaron delante del muñeco, cada uno con su ocurrencia, sus prendas y sus cosas; unas lentes, una pipa de fumar, un bombín, una chalina de cuadros, un chaleco, un escobajo que le sirva de bastón, una cuña de madera para la nariz, dos botones grandes y negros para los ojos, una arandela colorada para la boca y hasta un monóculo que colgaron de uno de los bolsillos del chaleco.

Migue ha ido a la fragua a buscar tres trozos negros de carbón, de carbón de fragua, a poder ser, de forma redondeada que, a modo de botones, perfilan la curva más prominente del muñeco. Es un carbón raro este de la fragua, va diciéndose Migue de camino.
-Pero, mirar qué bonito y lo bien que ha quedado- cantan a gritos los niños y van corriendo a llamar a los padres y a las madres para que salgan a ver semejante muñeco.

-¡Vaya un muñeco grandón y elegante que habéis conseguido!

-Está muy guapo, ha quedado muy aparente.

-¡Qué chicos estos...!

-Pero, vamos, vamos dentro que ya se ha hecho la hora de comer, y, antes de que nos pongamos todos malos, que estamos helaus.

-Pero, mirar, estos críos... ¡Si están tiritando!

A medio día Blanca duerme la siesta, los niños marchan a la escuela, al final, han abierto la escuela por la tarde y ha salido el sol unas horas. Aunque es un sol pálido, el sol de enero ha empezado a fundir la nieve. A primera hora de la tarde, empiezan a caer los canales y casi a la vez, baja el regato por medio la calle como si estuviera lloviendo a chaparrón a pesar de que no hay ni una nube en el cielo.

Blanca despierta de la siesta y no quiere otra cosa que ir a ver el muñeco, ya mismo.
En el sitio que ocupaba el muñeco apenas queda un montoncito de nieve sucia y encharcada entre la chalina de cuadros, el bombín, el escobajo, el chaleco, la pipa de fumar, las gafas, el carbón, todo, espolvoreado de nieve fundida. Los lloros de Blanca no se hacen esperar cuando, por toda la calle ha buscado el muñeco con la mirada y no ve mas que barro y charcos por el suelo. Vuelve a casa corriendo esgarradica a llorar, acierta a decir que el muñeco no está, que el muñeco se ha ido y ha dejado todas sus cosas en el suelo. Su madre sale a comprobar aquello que le está contando la niña, y trata de explicarle que el sol lo ha derretido, lo ha deshecho, pero Blanca no acaba de entender cómo puede haber sucedido algo así.

Entonces, en el mismo momento que vuelven los niños de la escuela, la madre de Blanca y Corina, coge unos puñados de nieve que aún quedan en la sombra del esquinazo y la echa en un plato, lo pone al vapor del agua caliente en la boca del pote, para ver si así puede hacerle entender a la niña, cual ha sido la causa por la que ha desaparecido el muñeco.

A pesar de que Migue, Mey y Corina hacen lo posible por aclarárselo, la niña sigue sin comprender cómo un muñeco tan grande se ha convertido en agua, charcos y barro. Entran todos acompañando a la niña a ver cómo reacciona cuando vea lo que va a ocurrir con la nieve que lleva su madre en el plato de porcelana.

La madre pone el plato al calor en la boca del pote y la nieve, poco a poco, empieza a derretirse. Esta simple acción trae a la memoria de los niños ( menos a la memoria de Blanca, que, es tan pequeña...)

Aquel cuento que les contara un día el abuelo de Mey. El cuento del País de las Nieves y del País del Sol y que contaba la historia de príncipes y princesas, de un príncipe que vivía en el País de las Nieves y se enamoró de una princesa que vivía en el País del Sol. La Princesa le contaba al Príncipe que, le gustaría ver la nieve, que no la había visto nunca.

Un día el Príncipe, tomó una porción de nieve, la introdujo en un cofre, eligió su caballo más veloz y marchó al galope hacia el País del Sol para que la Princesa pudiera conocer qué era y cómo era la nieve, pero, ¡oh desilusión! qué desencanto, al abrir el cofre la nieve había desaparecido, solo había agua. Por si esto fuera poco, en su andadura por el País del Sol, el Príncipe pasó mucho calor, tanto, que empezó a sentirse mal, muy mal, el Príncipe de las nieves se dio cuenta de que nunca podría quedarse a vivir en el País del Sol, no podía soportar ese clima tan caluroso, así como la Princesa también, moriría de frío si llegara a quedarse a vivir en el País de las Nieves.

Los niños le contaban a Blanca este cuento que un día les contara a ellos el abuelo de Mey. Al cabo de unos minutos el plato de nieve se había transformado en un simple plato con agua. Y esta fue la manera de que Blanca, al fin, entendiera su propio disgusto, y el efecto del sol sobre el muñeco de nieve. Y volvieron otra vez los niños al sitio donde habían hecho el muñeco a recoger todo lo que habían bajado del sobrau y le habían puesto encima para que se pareciera a una persona. Sobre los charcos y el barro se hallaba el sombrero, el escobajo, la chalina, la nariz, los botones... Esta escena le causó a los niños cierta tristeza, solo que en dos días volvió a caer otra copiosa nevada y volvieron a construir el muñeco, sabiendo ya todos, que si salía el sol, desaparecería.

-El muñeco de nieve y el sol no podían estar juntos allí en el pueblo, porque si no le pasaría como al príncipe del cuento, que vivía en el país de las nieves y a la princesa que vivía en el país del sol, o como aquel plato de nieve puesto al calor del pote- se explicaba la niña.

Pero, pasado mañana, caerá otra copiosa nevada, más grande que la de hoy, eso ha dicho la radio de Mey. Los pequeños se van contentos a la cama con esta noticia del tiempo. Eso significa que habrá otro muñeco de nieve quizá más grande, quizá más duradero. Quizá resista hasta la noche y lo proteja la helada.

Y mientras los niños duermen, el muñeco vigila sus sueños, entra en sus sueños, para recordarles que si sale el sol, no se pongan tristes, que no lo sufran, porque ya vendrá otro día, otras nevadas, otros inviernos, y él, el muñeco aparecerá siempre, un año y otro, siempre estará ahí para alegrar a niños y grandes.

Y, luego, cuando salga de sus sueños, esperará en la calle el despertar de los niños para seguir jugando con ellos y para hacerle saber, que los muñecos de nieve aman a los niños, tanto como los niños aman a los muñecos de nieve, porque los crean con alegría, los traen a sus vidas, los miman, los visten, lo celebran.
Y, que volverá a nevar cuando pase mañana. Cuando pase mañana...
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*cuéntame un cuento, a poder ser, de otro tiempo*
_los cuentos de isaPetcor_


Cinta Martin 

sábado, 16 de octubre de 2021

El Duende de Zaragoza. En la década de los 50 del siglo XX todavía nos tenía intrigados y asustados, mucho más a los niños. La repercusión no solo se quedó en Zaragoza sino que traspasó fronteras.



En la década de los 50 del siglo XX todavía nos tenía intrigados y asustados, mucho más a los niños. La repercusión no solo se quedó en Aragón sino que traspasó fronteras. Su efecto llegó también a nuestro pueblo. Los periódicos, la radio, la televisión, todos los medios de comunicación de aquel entonces hablaban de ello. El fenómeno paranormal que se prolongaría en el tiempo dejándonos en la memoria un misterioso-entorno-encantando protagonizado por "El Duende de Zaragoza"


  • La primera investigación oficial de un fenómeno paranormal en España tuvo lugar en Zaragoza en los años 30 y fue un verdadero show escalofriante. Vamos, que si los de Cuarto Milenio hubieran existido entonces, se habrían frotado las manos. Y es que los misterios que durante unos días acontecieron en un edificio de Zaragoza mantuvieron a todos los zaragozanos en vilo. Este extraño suceso todavía hoy no tiene respuesta, pues todas las personas -y fueron muchas- que lo vivieron, no consiguieron dar una respuesta científica que explicara lo que allí sucedió. El caso fue de tal importancia que hasta el conocido periódico británico «The Times» se hizo eco de la noticia. ¿Sabes de qué leyenda estamos hablando? La historia de la casa del duende de Zaragoza. ¿No la conoces? Te la contamos a continuación.

  • La madrugada del 27 de septiembre de 1.934, unas sonoras carcajadas interrumpieron el sueño de los vecinos y vecinas del número 2 de la Calle Gascón de Gotor. Muchos de ellos salieron de sus camas para encontrar el origen de aquellas risas, pero la búsqueda fue en vano. Ese fue el principio de la historia del duende de Zaragoza que actualmente no tiene aún final. Los siguientes días ninguno de los habitantes de este edificio registraron nada raro y olvidaron lo sucedido. Pero el 15 de noviembre de ese mismo año, cuando la joven sirvienta del hogar se disponía a encender el fuego para preparar la comida escuchó un lamento que seguidamente se trasformó en una terrorífica voz: «¡Por lo que más quieras, no enciendas, que me quemas!».

La muchacha, invadida por el miedo, alertó a su señora y al escuchar de nuevo aquella voz  las dos abandonaron el domicilio en busca de auxilio. Al escuchar los gritos y conocer el porqué de aquel terror, los vecinos acudieron a la cocina para asegurarse de que no se trataba de una broma pesada. Lo que encontraron es que aquel diabólico ser seguía hablando, al parecer desde el interior de la hornilla. Desconcertados decidieron comunicar a las autoridades lo extraño que resultaba aquel evento para poner en sus manos la resolución de ese escalofriante misterio. Y de la misma forma que el caso llegó a la policía, los periódicos publicaron en sus páginas noticias que relataban la historia de este duende.

Como señalábamos, el caso llamó la atención de los periodistas de «The Times». Así pues, el 27 de noviembre de 1934 esta medio de comunicación publicó este artículo: «Un irónico duende, que habla por la campana de una chimenea, tiene sobresaltados estos días a los habitantes de Zaragoza, los cuales se afanan por dar con la pista de la misteriosa voz. Un arquitecto y varios obreros han sido requeridos para trabajar sobre el terreno: han removido todo el piso e incluso han levantado el tejado, pero los trabajos han sido totalmente infructuosos. La policía trabaja activamente, pero no se ha podido impedir que grupos estacionados frente a la casa se destacasen y varias personas se lanzaran al techo, presas de la gran alteración nerviosa, para buscar al duende de Zaragoza».

El duende de Zaragoza, un misterio sin respuesta

Durante mucho tiempo la voz siguió asustando a los inquilinos del domicilio hasta que un día de 1.935 se calló para siempre. Nunca se supo el origen del tal misteriosa voz, pero sí que hubo una culpable. Pascuala Alcocer, criada de la familia, fue considerada la autora del fraude. Se declaró que la empleada podía manipular su voz y hacer uso de una habilidad para la ventriloquia con el fin de engañar a la población. Algunos aseguran que esta afirmación no tendía validez, ya que en muchos momentos de la investigación Pascuala no se hallaba en el vecindario y eso no evitó que la voz siguiera sonando.


El edificio donde transcurrieron estos hechos ha desaparecido. Fue demolido poco después por miedo a que la voz regresara. Lejos de olvidar esta historia, los rumores y especulaciones en torno al duende de Zaragoza no han dejado de crecer. Cabe señalar otro de los extraños acontecimientos que guardan relación con este evento. Una de las más famosas espiritistas de la comunidad, Asunción Jiménez Álvarez, quiso contactar con el misterioso ser en una sesión de espiritismo, la cual terminó con la muerte por colapso de la médium. Todo un misterio aún por resolver. En la actualidad, en el terreno donde se levantaba este edificio de leyenda se encuentran unos apartamentos que tienen el nombre de ‘Edificio Duende’.


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  • El duende de Zaragoza (Zaragoza) - En una casa de la localidad en 1934 diversos testigos relataron oír una voz procedente de una hornilla de gas. Las autoridades policiales se personaron en la vivienda y los albañiles inspeccionaron los conductos de gas y otros elementos de la vivienda. 

  • El ejército colaboró, aislando la zona y evacuando a los habitantes cercanos a la vivienda, además de cortar las comunicaciones por ondas, sin embargo el fenómeno seguía registrándose. Según la prensa de la época la policía llegó a establecer conversaciones con la voz.

  • El caso se convirtió en un fenómeno mediático que recorrió toda España, incluso traspasando sus fronteras hasta convertirse en portada de los diarios más prestigiosos. Este caso se dio por finalizado tras culparse a la criada del hogar. El edificio fue derrumbado y se construyó otro (Edificio Duende).

  • Belchite (Zaragoza) - Tiene la fama de pueblo maldito debido a los extraños ruidos y formas fantasmales que algunas personas han dicho observar allí. Además, se han grabado multitud de psicofonías las cuales los investigadores paranormales asocian (al igual que el resto de fenómenos) con los enfrentamientos acaecidos en el lugar durante la guerra civil que causaron la muerte de más de 5000 personas.

- Wikipedia - lugares encantados -

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El 27 de septiembre de 1934, en la ciudad de Zaragoza, España, comenzó uno de los casos más conocidos del ámbito de lo sobrenatural, el del Duende de Zaragoza, en el cual una familia fue asediada por una entidad paranormal.

La familia Palazón, que residía en el complejo de apartamento de la calle Gascón Gotor, comenzó a experimentar sucesos inexplicables, como risas maniáticas y voces provenientes del interior de las paredes de la cocina. Eventualmente, los vecinos del edificio pudieron escuchar los ruidos, que en un principio fueron reportados por el ama de llaves de los Palazón, una mujer llamada Pascuala Alcocer.

La mujer reportó que una voz proveniente de una estufa de madera la atormentaba constantemente, y al inspeccionar (y para sorpresa de los miembros de la familia), una voz comenzó a responder preguntas y a interactuar de manera burlona con los Palazón. Conforme las noticias se extendieron, miles de individuos se interesaron en el caso del "Duende de Zaragoza".

Inclusive medios extranjeros como el London Times tomaron un interés por el caso; y la policía y autoridades de Zaragoza comenzaron a ponerle atención al asunto. Pascuala fue entrevistada por unos cuantos psiquiatras, pero sin resultado alguno.

La evidencia presentada (y el hecho de que la entidad seguía en el lugar, aparentemente) rápidamente demostró que no se trataba de un engaño o truco realizado por los Palazón o Pascuala. El "duende" no solo hablaba, si no que también podía adivinar cuántas personas se encontraban en una habitación determinada y pudo responder a un interrogatorio:

-¿Quieres dinero?

-No.

-¿Quieres un trabajo? -No.

-¿Qué es lo que quieres, hombre?

-No soy un hombre.

Sin respuesta alguna a los eventos, los expertos metidos en el caso dedujeron que Pascuala estaba realizando un complicado acto de ventrílocuo, cosa que jamás pudo ser probada.

Los ocupantes del edificio fueron desocupados y se llamó a un arquitecto para que examinara el edificio. Inclusive se llegó al grado de involucrar al ejército español y cortar todas las comunicaciones desde el exterior. Sin embargo, la voz continuaba saliendo de la estufa, esta vez mucho más agresiva: insultando y diciendo que mataría a todos.

Los investigadores, así como el arquitecto; se mostraron confundidos por la misteriosa voz y el hecho de que Pascuala (la principal culpable) no se encontraba en el lugar.

Al llamar a un albañil para que midiera la cocina, la voz le dijo: "No te preocupes, mide 27 centímetros", cuando el hombre se encontraba calculando las medidas de una parte determinada de la habitación. Y exactamente, como dijo el ser, la medida era correcta. El albañil se levantó y abandonó el edificio a toda prisa, dejando sus herramientas en el lugar.

Arturo Grijalva, hijo del dueño del edificio y único testigo vivo del evento, narra que en el tiempo que la investigación estaba siendo realizada, se escabulló al interior de la cocina para ver si podía escuchar a la voz. Se dio cuenta de que ya nadie vivía en el edificio, y que solo había policías guardando el perímetro del departamento.

Cuando Arturo le dijo a su padre que era una locura, que se fueran, la voz le contestó con una voz ominosa y gutural: "No estoy loco, pequeño". Todo mundo lo escuchó y huyó de la zona. Luego de dos meses, la voz se detuvo y jamás volvió a ser escuchada.

Pascuala fue considerada la culpable del fraude, ya que las autoridades probaron ser incapaces de determinar qué ocasionaba la voz. Se declaró que la empleada podía manipular su voz y realizar el complicado acto para engañar a la población.

Pese a que los escépticos refutaron el argumento diciendo que Pascuala ni siquiera se hallaba en el vecindario durante la investigación, la policía y los jueces locales siguieron culpando a la mujer. El ser inculpada tuvo consecuencias duraderas: la mujer jamás se recuperó del todo y se rehusó a socializar en público.

Ya siendo vieja, fue entrevistada por los medios españoles para que diera su opinión, y lo único que pudo decir fue que la voz venía de la pared.

El edificio donde ocurrieron los hechos ya no existe. Fue demolido para evitar que la voz volviera. En su lugar, existe un nuevo edificio departamental en el que hasta la fecha, no se han  reportado sucesos extraños. Su nombre es el edificio Duende.

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Domingos de cine

    El cine Norte era además salón de baile y teatro. Tenía muchos bancos de madera que alineaban rellenando todo el aforo, todo el espacio ...