domingo, 23 de noviembre de 2014

Un librito del Zig-Zag




Antes de subirse aquella tarde al sobrau, Mey tenía que ir al estanco a comprar papel de fumar para su padre, un librito del Zig-Zag.  Su  vecino de la otra calle, Migue, estaba impaciente porque quería, ya mismo, subir al sobrau con Mey, y enseñarle su cajita de peonzas que él mismo había coloreado allá arriba a la luz del ventanuco.
-Mey ¿es que no puedes dejar el librito para mañana?
-No Migue, a mi padre ya le ha salido la hoja roja en el librito...
 Migue interrumpió
-¿Qué hoja, qué es eso?
-Pues, una cartulina colorada que sale en el librito del papel de fumar cuando solo le quedan cinco o seis hojas de papel, es un aviso de que el librito se termina ¿Cómo es que no sabes lo de la hoja roja? ¡Todos lo saben...!
-Ya, pero, bueno, es que mi padre no fuma, está mal de las branquias y el médico le tiene dicho que ni un cigarro, ni oler el humo.
-Branquias..., dirás bronquios, si fueras a la escuela lo sabrías que se llaman bronquios.
-Pues un día que fui a la escuela el maestro hablaba de los peces y de las branquias que tienen para respirar, lista, y mi padre respira mal, porque padece de branquias.
-Que no Migue, que nosotros los humanos tenemos bronquios tienen que ver con los pulmones, aquí, en el pecho, y las branquias las tienen los peces, y eso también nos lo explicó la maestra en la escuela y además viene en el libro.  Lo que pasa es que casi no vas a la escuela...
-Pues voy cuando mi padre se pone bueno, cuando está mal tengo que ir a ganar el jornal y no puedo ir a la escuela.
-¿Me perdonas Migue?-dijo Mey toda compungida-no sabía que faltabas a la escuela por eso, lo siento mucho.
-No faltaba más, claro que te perdono, y lo de las branquias y los bronquios lo miro luego en el libro. Venga vamos corriendo a comprar ese librito que se va la luz del sobrau.
Los niños echaron a correr, y al volver la esquina casi se chocan con el viejo Melquiades que, con el peso de los años, camina despacito, como arrastrando los pies.
-A ver chicos, un poco de cuidau que casi me tiráis al suelo, a qué vienen esas carreras tan sinsentido que el  menor día os vais a estontonar..., ¿se puede saber dónde vais?
-Al estanco, a comprar un librito-dijo Mey
-Es que vamos aprisa antes de que cierren, que a su padre, le ha salido ya la hoja roja en el librito.
-¡Chica! dile a tu padre que esa hoja roja me ha salido a mi para avisarme del poco tiempo que me queda ya de andar por la vida, díselo, anda, y dile que no tenga tanta prisa por fumar.
Mey y Migue se quedaron callados y pensando qué era lo que había querido decir el señor Melquiades.  Pero ellos solo entendieron que tenían que seguir corriendo a comprar ese librito del Zig-Zag, y luego subir al sobrau, antes de que se fuera la luz del día, a ver las peonzas coloreadas de Migue.

Domingos de cine

    El cine Norte era además salón de baile y teatro. Tenía muchos bancos de madera que alineaban rellenando todo el aforo, todo el espacio ...