Era en aquellos tiempos donde cada día se tenía que partir leña y tener a mano medio cuévano de paja para poder hacer la lumbre hogareña, imprescindible para cocinar, tener agua caliente, caldear la casa, poner un brasero, la lumbre como única fuente de calor. Pero sobre todo la lumbre, la chimenea, la cocina, el hogal era el espacio más acogedor de las casas.
Era una dedicación constante. Atizar el puchero, mantenerla encendida todo el día, reponer leña fina, cepos y paja cuando lo requería y dejarla semiapagada para pasar la noche cuando todos nos íbamos a dormir. El último en irse a la cama se ocupaba de dejar la lumbre bajo mínimos como precaución para prevenir fuegos incendios..., o apagarla del todo.
Era la época, era así, poner lumbre era la primera tarea de la mañana, tarea que, una vez hecha, requería una atención constante había que estar pendiente de ella siempre atendiendo derrumbes de cepos y morceñas que arruinaban ocasionalmente los guisos a pesar de las tapaderas, a pesar de los recipientes de tres patas de las trébedes y parrillas ancladas en el rescoldo no siempre conseguían parar el golpe...
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* Trébede o trébedes es un trípode metálico (generalmente de hierro) en forma de aro o triángulo usado para calentar o cocinar. En ciertas zonas, también se llama así a una sartén que lleva soldadas en su parte inferior tres patillas, para apoyarla sobre las brasas de la chimenea. Wikipedia.
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