《... y, volvemos por casa..., y,
los crisantemos, los mismos que ellos habían sembrado para sus mayores, y que ya nadie cuidaba, florecieron por los santos y se los llevamos al cementerio.
y estamos un rato allí con ellos, pero sin ellos, y le hablamos en voz alta o con el pensamiento, y nos creemos que nos ven y que nos oyen, y que nos guían y que nos piensan.
y nos vamos dejándolos allí. nos vamos con el peso del vacío. hemos querido regresarlos. están donde están y nosotros, inconscientemente, lo hemos olvidado ...》
_fragmento de
_Crónicas a la Luz del Candil_

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