miércoles, 11 de noviembre de 2015

Cómicos, titiriteros y artistas. (5ª parte y final



Y, aquellas adivinanzas dirigidas a los niños...
-¿Qué hacen seis pájaros en un árbol? Pregunta Taty.
-Pues cantan.
-Pues picotean la fruta.
-Pues..., pues buscan cobijo.
-Hacen los nidos...
-¡Hacen media docena...!  Gritaba con entusiasmo la muñeca de las trenzas de lana amarilla, y seguía preguntando:
-Y, ¿sabéis qué hace un pastor cuando sale el sol?
-Pues..., sigue cuidando las ovejas.
-Se sienta a la sombra.
-Se calienta un poco sentado al sol.  Respondían todos los niños a la vez atropellando las palabras.
-¡Un pastor, cuando sale el sol, hace sombra, queridos niños...!
Y las risas de niños y mayores retumbaban por todo el salón.
Y, el mago Gastón en otra de sus actuaciones, disfrazado de payaso, con la cara pintada a cuadros blancos y negros y luciendo una nariz roja en forma de bola, y lleva puestos unos zapatones de lunares verdes y, hacía como si no pudiera con ellos, que le pesaban los lunares, decía, y se mueve con torpeza, arrastrando los pies por el escenario, dando trompicones, y balbuceando frases imposibles de pronunciar.

Y después, después Migue soñó durante muchas noches el mismo sueño; que oía hablar a Taty, a los guiñoles y al señor Gastón, que venían a visitarlo, que, el turbante de tono azafranado como del color que arde en  la lumbre, se confundía a la luz acogedora, amarillenta y ámbar que dan las llamas de la chimenea en la cocina de su casa. Y, Gastón se le aparece entre el chisporroteo de las brasas, entre infinidad de chispas, de esas chispas que mas parecen estrellas, como si fuera un mago de esos de los cuentos, de esos que dibujan suspendidos entre vapores y tules, y va y le pregunta y le dice, que puede concederle tres deseos.  Que los piense bien antes de pedirlos, Migue, entre sueños, pide por la salud de su padre, y otra vez porque se cure su padre, y el tercer deseo por ver recuperado a su padre.  Gastón  replica que eso está muy bien, pero que equivale a un solo deseo, que él quiere conceder al niño algo que le guste, que le guste tanto como para desear tenerlo entre las manos, y Migue le cuenta que a él le gustaría tocar la trompeta, que piensa muchas veces en tener una.  Pero que lo que desea de todo, todo, es ver bien a su padre. Y el padre de Migue, hasta ha mejorado y todo, pero de verdad verdadera y en la realidad del mundo real. Y el monito hace que canta y exhibe todo el repertorio de piruetas aprendidas y salta sobre la mesa y baila y se cuelga del techo, y en un rápido sube y baja y brinco tras brinco, sale volando por la cocina ...
Y, el niño dentro del sueño, sueña un sueño que es verdad, que su casa está alegre, que sus padres, su abuelo y él están muy felices desde que los cómicos, titiriteros y artistas, fueron al pueblo y el señor Gastón estuvo en su casa "arreglando" los trucos de las sesiones del circo. 
Migue ya solo tenía un, ay, pero muy pequeñito, y era eso de tener que guardar el secreto de aquellos preparativos circenses que tuvieron lugar en la mesa de la cocina de su casa.

Ha pasado mucho tiempo desde que el mago Gastón se marchó del pueblo, él y todos sus muñecos, sus baúles y útiles, y Migue los recuerda esta noche desde su cama calentita. Se pregunta, dónde andarán, dónde los  habrán llevado los caminos en una noche así, si estarán o no a cobijo o andarán por la intemperie..., porque fuera, en la noche oscura, arrecia el vendaval. Sobrecogen los silbidos del viento y el chasquear de una lluvia recia golpeando en el alero de cinc.  Migue se va quedando dormidito al compás de los sonidos del viento y de la lluvia. Y, entre sueños divisa, a lo lejos, el brillo resplandeciente que exhala una trompeta dorada, suspendida en el aire, y que viene hacia él...


                                                             F I N


Domingos de cine

    El cine Norte era además salón de baile y teatro. Tenía muchos bancos de madera que alineaban rellenando todo el aforo, todo el espacio ...