
En el tiempo de la recolección, en el tiempo
de los nublaus, en el tiempo de la
sementera, y en todo el tiempo y en todos los días de su vida los hombres y
mujeres del campo miraban al cielo, de él dependían sus cosechas, de él iba a
depender su medio de vida. Entendían el cielo a fuerza de mirarlo, entendían
las nubes, entendían su color, si venían
cargadas de agua, de nieve o si eran nubes secas, entendían su forma, su
posición y su dirección cuando eran vapuleadas por el viento, y, sabían a qué
olía el aire cuando las tormentas, cuando el granizo, cuando la lluvia, cuando
el bochorno, cuando la nieve, cuando las heladas.
Y eran de verdad, porque siempre acertaban,
aquellos refranes que venían de muy antiguo. Como ejemplo estos dos entre los
muchos que había:
“Si sale el
arco (arco iris) al poniente echa el arau
y vente”
Quería decir que este día sería un día de
lluvia, de caer mucha agua, de no poder estar trabajando la tierra.
“Cuando se
enfadan los de Cistierna y le contesta Extremadura, agua segura”
Significaba que llovería mucho cuando coincidían
estos cielos oscuros norte y sur, al noroeste Cistierna (León) y por el sur los cielos extremeños.
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Del libro Cuentos del Sobrau - Villabuena en la Memoria. Autora, la misma.
Del libro Cuentos del Sobrau - Villabuena en la Memoria. Autora, la misma.
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