Decía mi compañero tertuliano:
Fíjate bien, Isa, en el hipotético caso de que, por eso de la ley de la naturaleza, la erosión se llevara, desplazara, hundiera, los rasgos más relevantes de la Peña, como hemos estado viendo.
Los ahora presentes, todavía nos acordamos de los últimos derrumbes del peñón, cuando quién pensaba nunca que eso fuera posible y no, no me quiero poner catastrofista, es la tristeza que me da que pensar que, en nada; el cuerno, la piedra las nueve, se nos difumine y pierda la relevancia que en su día fue.
Que nos cambie los paisajes, que avance la fauna que anteriormente no había, que se extinga la que ahora está, que todo se trasforme..., el río, el campo, los tesos, los manantiales...
Y mira que siempre pensamos y creemos que los efímeros somos nosotros los humanos y que todo lo demás, aquello que consideramos sin vida nos sobrevive, pero ocurre que las construcciones, los entornos, los paisajes también envejecen, también se desgastan hasta perder su identidad, se lo devora el paso del tiempo y el clima, eso es lo que me apena, y sobre todo porque es algo inevitable, quizá pueda retrasarse en el tiempo si se cuida un poco más si entre todos tomamos esa precaución..., pero no es fácil incluso en tiempos pacíficos.
La providencia es la providencia.
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