viernes, 28 de abril de 2017

El tiempo está parado

Hoy he vuelto a casa, a casa de mis padres. El tiempo está parado. El polvo, aunque escaso, se ha ido aposentando y se deja ver sobre los muebles. He abierto todas las ventanas. La esperanza puesta en cualquier rincón donde puedan aparecer mis padres. Los armarios intactos, con sus trajes, los zapatos, el paraguas... La sensación de que llegarán en cualquier momento, como si hubieran salido a pasear. Deambulo por toda la casa, me acompaña el silencio, un silencio roto por los sonidos de mis pisadas. Todavía no he podido pronunciar -han muerto- solo sé que por donde miro no están.
He salido al jardín, no veo las flores, ni los rosales, la maleza se yergue frondosa y uniforme hasta el nivel de la tapia, y, he pisoteado impotente todos los yerbajos y he vuelto a entrar en casa. El eco resuena con mis pisadas. El silencio. Olor a nada. El reloj callado, silencioso. El teléfono seco. Calendario ajado, tiempo sin vida. Ya no crece el jersey enhebrado en las agujas, la lana del ovillo quieta. Enquistado el tiempo en la casa paterna, tesoro de mi vida. Han llorado los marcos de las puertas lágrimas de ámbar, resinas secas. Al refugio de la tenada esperan dormidos los aperos de labranza. Y el jardín del árbol frondoso que decidió morirse con ella...
Vivir, vivir como antaño. Sentirse despierta. La casa, mi casa, la nuestra. No quiere estar rota, no quiere estar sola entre arañas y hormigas, que la horadan que la rasgan, que la arañan, que la agrietan... Quiere ver el sol, sentir su calor, oler la lluvia, humedecerse de niebla, inundarse del resplandor blanco cuando nieva, y oler a fuego y crujir al calor de los rayos del sol y de las brasas de leña, y contemplar la luna y contar las estrellas. Vivir, vivir como antaño, sentirse despierta. La casa, mi casa, la nuestra. Que no sufra, que no envejezca, que la llenen sus hijos, sus nietos, de risas nuevas, de aromas nuevos, como la misma vida que se renueva. Mi tesoro, mi vida, mi referencia.
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Del libro Cuentos del Sobrau - Villabuena en la Memoria. Autora, la misma.

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