lunes, 11 de abril de 2016

El caso de la viga-culebra (6ª parte


Gervasio y Laly, Gabriel y "la niña de agua" van camino de la casa del alcalde, los cuatro a la luz de los faroles entre la niebla, que se ha puesto de espesa como no puede ponerse más, caminan despacio porque la visión no permite ir más rápido y van en silencio porque así lo ha ordenado el señor alcalde.
Laly y Ascen "la niña de agua" ya son dos mujeres mayores y viudas las dos, que viven solas cada una en su casa.  Su reencuentro con la vida, ocurrió hace mucho tiempo, Laly iba al campo a coger hierba para dar de comer a los conejos y resbaló por una ladera tan pendiente que de haber llegado al fondo no hubiera amanecido ni un día más para ella.   Ascen, se bañaba feliz en la balsa del riachuelo que todos creían sin mucha hondura, sin profundidad hasta que, de repente el agua se tragó a la niña a la vista de los padres que no podían hacer nada por sacarla de allí...

Y en estos pensamientos andaban los cuatro viandantes, cuando al volver la esquina, como salida de la nada, apareció la señá Celia, de repente, casi no los sorprendió, y digo casi, porque ella que tiene costumbre y facilidad de presenciar  y presentarse en tolos fregaus como cuentan y dicen los vecinos del pueblo,  aunque no esté el tiempo de salir de casa, ni sean horas de andar por la calle. Y es que a Celia, le encanta  husmear tras el visillo y pegar el oído en todas las rendijas de puertas y ventanas, y esta noche aunque Gervasio, Laly, Gabriel y "la niña de agua"iban en silencio Celia oyó pisadas..., cogió rápidamente la toquilla y salió a hacerse la encontradiza:

-¿Ande vais tola recua con esta noche de libro que hace?

-La que faltaba pal duro- dice Laly.

-Un respeto Celia que vamos a buscar culebras de esas de tamaño viga- dice Gervasio.

- ¡Pos luego! ¡Manda madre! Nunca me había pegau una contestación así.  Estáis tos tapándome la boca...

-Pues ya va siendo hora de que alguien te la tape- responde "la niña de agua"

-Ya te gustaría a ti saberlo Celia, lo que darías por ello, te vas a quedar con las ganas- dice Gabriel- anda pa dentro que ganarás más, si no quieres vértelas con el señor alcalde.

Y Celia se mete en su casa refunfuñando -lo que decía, vaya noche de libro...  

Gervasio, Laly, Gabriel y "la niña de agua" oyen el comentario de Celia al tiempo que chirría   un ruido metálico en el silencio de la noche. Es Celia que tranca la puerta por dentro, y los cuatro, no pueden por menos de echar unas risas.

Cuando llegan a casa del señor alcalde, la mesa está dispuesta para todos.  El chocolate humea ya en las tazas.  El comedor está calentito, bien iluminado, huele a cacao y a bollos, y da gusto estar.

-Primero tomamos el chocolate y luego ya entramos en materia- dice el señor alcalde- así que, vosotros cuatro, ir pensando en las explicaciones y María y Vito en cómo fue exactamente su aterrizaje a las puertas de vuestra casa.

Y obedientes todos, el comedor se queda en silencio a no ser por el sonido de las cucharillas, de los sorbos, del crujiente de los hojaldres  y del tintineo de la porcelana.

Domingos de cine

    El cine Norte era además salón de baile y teatro. Tenía muchos bancos de madera que alineaban rellenando todo el aforo, todo el espacio ...