sábado, 9 de abril de 2016

El caso de la viga-culebra (9ª parte


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En la cocina cuchichean la señora alcaldesa, Celia, Asun, Laly, María y Vito. Y, en el comedor, el señor alcalde mira a Rufo y a Santos y mira al techo, y vuelve a mirar a uno y a otro y mira el suelo, sin saber qué decir, piensa en el papelón que le tocado y en cómo se aclarará el asunto y en qué deparará esta noche. Rufo y Santos que, extrañamente, quién lo diría, se han quedado en silencio, en un mudo silencio impresionados por lo sucedido, y ahora que están solos no pueden ni quieren ocultar esa angustia, se emocionan y a Rufo y a Santos, los ojos se le  embargan por la emoción y la suerte que tienen de estar vivos, se le vuelven más cristalinos, y fingen toses para ocultar ese desasosiego que quiere salir y aflorar por encima de ellos.

-La niebla llorona nos ha resfriado a los dos -dice Santos entrecortado.

-Ya lo creo, más de un catarro nos traerá, esta niebla de agua se mete hasta los huesos- susurra Rufo.

-¡Bah! quejicas, con una cataplasma de esas, vais que chutáis, bien lo sabéis, no es la  gripe que hayáis podido pillar, es el caso que habéis vivido, que lo se yo, y vosotros también..., eso, eso es el constipado que hacéis ver que tenéis que a mí no me la dais, que somos hombres sí, pero esta noche todos tenemos miedo, estamos cagaus de miedo y yo el primero, y que no salga de entre nosotros. Tenemos que hacernos los valientes es lo que nos toca aparentar pa que la gente no se ponga más nerviosa de lo que ya está. Así que a callar, a dejar de rejimplar se ha dicho, no quiero toses ni lágrimas ni balbuceos. Que yo os entiendo, pero hacer lo que digo. 

En esto aparecen Gervasio y Gabriel con el señor cura, que poco o nada le han explicado, ni le han dicho en todo el camino, tal y como ordenó el señor alcalde.

Y ya todo está dispuesto y en orden, hasta las sales de la señora alcaldesa, que parece ser que no le van haciendo falta, hasta ahora..., y una vez  todo dispuesto y en orden se reanuda la tertulia.

-Y ahora con calma Celia, no te aceleres y cuenta, cuenta lo que sepas de Roales...

-¿Cómo que han ido a buscar a el señor cura? Pues, no sé yo si podré contar estas cosas delante del sacerdote, como que me da un poco de pudor, ya ven ustedes.....

-¡Claro que podrás Celia! ¿Acaso no te has atrevido a meterte en mi casa, sin encomendarte a Dios ni a nadie? Además, necesitamos esta noche la presencia del señor cura y ya está dicho y sanseacabó, así que ya sabes, remilgos fuera Celia, que nos conocemos... He decidido que te quedas porque aquí todo el que aporte algún dato del tema que nos ocupa, se queda, vaya si se queda, faltaría más.
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Fin de la 9ª parte

Domingos de cine

    El cine Norte era además salón de baile y teatro. Tenía muchos bancos de madera que alineaban rellenando todo el aforo, todo el espacio ...